El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

08 octubre 2010

Tócala otra vez, San



La última que al presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, le funcionó el olfato fue el 18 de marzo en Sevilla. Acaban de elegir, por tercera vez, a Santiago Herrero como presidente de los empresarios andaluces y, a la salida, todos esperaban el abrazo (o no) de los dos presidentes, enfrentados desde antiguo por presidir la cúpula de la patronal española. Entonces, Díaz Ferrán se agarró del brazo de Herrero y, como guiado por el destino, su mente viajó rápido hasta ‘Casablanca’, la peli de Bogard. «Presiento que éste es el comienzo de una hermosa amistad», dijo Díaz Ferrán. Y acertó porque a la pugna que estaba por venir sólo le faltaba, como en todos los pulsos por el poder, el ambiente nebuloso del final de ‘Casablanca’, entremezclado de cinismo, traiciones y ambición.

Díaz Ferrán y Santiago Herrero no son clónicos de Rick y del capitán Louis Renault, pero representan, como en la película, dos personajes muy distintos en la organización patronal. El primero es, esencialmente, un empresario; el segundo es, esencialmente, un funcionario de la patronal. Por eso el debate profundo que se va a dirimir ahora en la cúpula empresarial es si para dirigir esa organización es preferible colocar al frente a un empresario, sometido a los vaivenes de sus empresas, o a un gestor nato que jamás trasladará a la organización las tensiones de sus quiebras y sus tiesuras, como ha ocurrido con Díaz Ferrán. El esquema que ha funcionado históricamente en la organización empresarial ha sido el segundo, el de José María Cuevas, que dirigió la CEOE durante 23 años sin sobresaltos ni euforias. La comodidad de un hombre gris del que siempre se espera lo previsible, lo conveniente, lo políticamente correcto.

Desde su primer intento para ascender a la cúpula de la CEOE, del que salió vapuleado, lo que ha defendido siempre Santiago Herrero es la conveniencia de mantener en la organización empresarial este modelo de gestión tranquilo, en manos de profesionales de la organización de los que no se puede esperar nunca una manifestación de trabajadores por el impago de sus salarios o la quiebra de una empresa por un desfalco. Herrero, que lleva toda su vida en la organización patronal, es justamente eso, más funcionario, más gestor, que empresario. Aburrido y efectivo para los suyos. Y porque esa es su línea, ha sabido esperar, pacientemente, a que la presidencia de Díaz Ferrán se cayera sola.

Por eso, Santiago Herrero vuelve a la carga. En aquel ambiente peliculero que Díaz Ferrán extendió ante él como una alfombra de niebla, a Santiago Herrero sólo le faltará añadir ahora, si el triunfo le acompaña en el futuro, un nuevo diálogo de aquella película memorable.

– Le echaré de menos, Rick. Es usted la única persona en Casablanca que tiene menos escrúpulos que yo.
– Gracias.

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