El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

25 agosto 2010

¿Un día feliz?



¿De verdad sentimos que es un día feliz porque Al Qaeda ha liberado a los dos españoles que mantenía secuestrados desde hace casi un año? ¿De verdad lo pensamos? No, yo, al menos, no considero que sea un día feliz para nadie en España, para nadie en Europa. Y los propios secuestradores ya se han encargado de decirlo en su comunicado, tras la liberación de los rehenes españoles: que la opinión pública y los gobiernos de todos los países europeos “aprendan esta lección y la tengan presente para el futuro”. La lección, sí, que es elemental, desciende hasta las tripas de cualquiera: ‘quien paga, vive; quien no paga, muere’; ‘quien cede al chantaje, vive; quien se opone, muere’. Ésa es la lección. ¿De verdad es éste un final feliz, un día de una gran alegría, como ha dicho el presidente Zapatero? ¿De verdad? No, no, todos sabemos que no es así, aunque rodeemos de un silencio cómplice las sonrisas de satisfacción que repiten los liberados, sus familias, sus amigos. Todo el mundo se alegra de eso, de que en Barcelona no se llore el entierro de dos cooperantes secuestrados y masacrados por salvajes terroristas islámicos. Pero de ninguna forma éste es un final feliz. Porque han ganado los terroristas. Y hemos perdido todos los demás.

Hace un mes, el 26 de julio pasado, el mismo grupo islamista, la misma facción de Al Qaeda en el Magreb que ha liberado a los rehenes españoles asesinó un ciudadano francés, un señor de 78 años, porque el Gobierno de Sarkozy no cedió ante los terroristas. Y hace un año, en junio de 2009, ese mismo grupo terrorista asesinó a un ciudadano británico, Edwin Dyer, por el mismo motivo, porque el Reino Unido se negó a negociar su liberación con los terroristas. ¿Qué pueden pensar ahora en Francia, por ejemplo, o en el Reino Unido? ¿Qué deben sentir, orgullo o ira ante su gobierno?

La liberación en España de los dos cooperantes se ha producido por el pago de entre cinco y diez millones de euros y la excarcelación del terrorista que estaba condenado por ese secuestro. ¿Qué debemos sentir nosotros, orgullo o ira? Ya sé, ya sé… Ni siquiera llegaremos a esa pregunta porque lo que se impone es un manto de silencio, mirar para otro lado, como si no hubiera sucedido. Pero no es así. Dejar la guerra de los países árabes por la presión insoportable de los atentados terroristas y ceder a las peticiones de los secuestradores para liberar a los rehenes son dos caras de la misma moneda, dos caras de la misma derrota. Los países libres deben saber que, diez años después del atentado de las torres gemelas, están perdiendo la guerra contra el terrorismo islámico.

En el final de su comunicado, los terroristas de Al Qaeda nos dejan un mensaje a todos: “que sepa la opinión pública que nosotros somos las víctimas a las que hacen daño. Porque las cárceles de los cristianos están llenas con miles de hermanos musulmanes inocentes”. Era de esperar. Nada hay más efímero que la felicidad de un chantajeado.

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