El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

12 agosto 2010

Ramadán



Bienvenidos al Ramadán, musulmanes que vivís en Andalucía. Ya ha recordado la Junta Islámica, y lo repetirán estos días los imanes de todas las mezquitas, que este es un mes de recogimiento e introspección, un mes que se oculta del sol, que convierte la luz en señal de ayuno y de abstinencia, ni comida ni sexo mientras haya luz del día. Es un mes de sacrificio, sí, y los musulmanes saben bien que el sacrificio, además de acercar al hombre con dios, fortalece el espíritu, robustece el carácter, acentúa el dominio de uno mismo. Todo eso os lo dirán, lo recordarán. Y es tan intenso el esfuerzo y tan repetida la oración que quizá ningún imán, ningún presidente de ninguna asociación islámica, repare en un detalle tonto, casi banal: Fijaros, musulmanes que vivís en Andalucía, que nadie aquí interfiere el Ramadán. Ninguna protesta de ninguna asociación vecinal, ningún vandalismo promovido por ningún grupo religioso, ninguna prohibición institucional, ninguna campaña en los medios de comunicación. Nada. Fijaros, musulmanes, en este detalle bobo porque esta nadería sólo ocurre aquí, en las democracias occidentales en las que la religión ha aceptado desde hace siglos el laicismo del Estado.

Es tan importante el matiz que, si reparáis en él, comprobaréis cuanto engaño se esconde en los discursos etéreos sobre la alianza de civilizaciones. Veréis que no hace falta esperar ni aplazar ningún derecho, que la alianza de civilizaciones es ésta que disfrutáis; la de un país en el que los gobiernos y la gente acepta la normalidad de que dos millones de ciudadanos practiquen el Ramadán en un país mayoritariamente católico. Comprenderéis, musulmanes que vivís en Andalucía, que no hay muchas civilizaciones, que existen muchas culturas, muchas costumbres, muchas religiones, pero que civilización sólo existe una, y ésa es la misma para todos los hombres y mujeres del mundo porque es la defiende la libertad y la igualdad de todos. Sin discriminaciones ni vetos, ni hombres ni mujeres. Ciudadanos que defienden sus derechos y cumplen con sus obligaciones. Durante la reflexión del ayuno, reparad musulmanes en este detalle tonto, que vuestro Ramadán sea posible en España porque los ciudadanos saben que ningún ciudadano debe ser discriminado por razón de sexo, de raza o de religión. Y eso es así porque los derechos y los deberes de los ciudadanos civilizados no los establece ninguna religión.

Quienes os hablan de conflicto de civilizaciones o de guerra de civilizaciones no han reparado en lo que ocurre estos días de Ramadán, esta normalidad en la que nadie repara; la evidencia de que dos religiones pueden coexistir pacíficamente, tolerándose o incluso ignorándose, porque lo fundamental es que exista, por encima de todos ellos, un Estado que garantice la libertad de culto, un Estado sin religión de Estado. Todo eso, la guerra de religiones, pertenece al pasado, y es verdad que durante mil años cristianismo e islam se embarcaron en esas guerras. Pero hace ya muchos siglos, desde el siglo XVII, que el cristianismo abandonó la civilización teocrática, que es la que se mantiene en el islam.

Bienvenidos, al Ramadán, musulmanes que vivís en Andalucía, y meditad sobre el detalle tonto de que si doscientos mil cristianos, o dos millones, que es la cifra de creyentes del Islam en España, quisieran celebrar su Semana Santa en los países árabes no tendrían la misma suerte que vosotros.


Foto: Jesús G. Hinchado

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