El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

08 junio 2009

Venganzas

Había un concejal en el Ayuntamiento de Sevilla que asombraba a sus compañeros por su impresionante capacidad para mentir. No es que pudiera negar la mayor evidencia sin pestañear siquiera, que debe ser ésta una de las principales enseñanzas de la política; no, la habilidad que lo hacía digno de admiración entre sus colegas era la capacidad para inventar sobre la marcha cualquier estadística o informe. Con una tranquilidad pasmosa, en el atril del turno de preguntas de una conferencia o en el fuego cruzado de una rueda de prensa, aquel tipo era capaz de sacar de su maletín un tocho de folios en blanco y detallar, con simulada precisión matemática, la evolución del parque de viviendas de protección oficial o el impacto económico de cualquier evento en Sevilla.

Nadie, absolutamente nadie, logró jamás descubrirlo, entre otras cosas porque el tipo contaba con la complicidad del entorno. Primero, de la precariedad de la mayoría de los medios de comunicación, tan elementales y dependientes de las ayudas públicas que sólo sirven de transmisores de información. Y segundo, de esta era de la comunicación, saturada y veloz, que conduce a la desmemoria social. Así las cosas, el concejal aquel podía acaparar titulares con el detalle de los puestos de trabajo creados por proyectos municipales con la certeza de que, tres meses más tarde, nadie habría podido desmentirlo. Sobre todo porque ya nadie los recordaría.

Lo asombroso del tipo aquel es que se fue de la política municipal con un aura de buen gestor, eficiente y riguroso. Es, por ejemplo, lo mismo que le ocurre a Manuel Chaves, que ya puede aparecer en una foto de la guardia civil conduciendo a 280 por la autovía del 92, que siempre habrá quien esté convencido de que es imposible, que lo normal es que se haya equivocado la guardia civil.

-- ¿Y si no se equivoca la guardia civil?
-- Pues habrá sido el radar, que estará mal.
-- Y si el radar está bien y funciona perfectamente.
-- Pues habrá sido la matrícula, que habrá otra muy parecida.
-- Y si también es la matrícula es la correcta y la cara del conductor es la misma que la de Chaves.
-- Pues entonces debe ser una venganza de alguien.

En todos los casos que se han conocido hasta ahora que afectaban, directa o indirectamente, al ahora vicepresidente de Zapatero, el proceso deductivo que se ha seguido se parece mucho a lo anterior; es decir, lo contrario que se le exige a la política desde tiempos de Julio César, que no sólo hay que ser honrado sino que hay que parecerlo. La ética invertida de Andalucía ha permitido que Chaves salga inmaculado de todo, de los prestamos impagados de la Caja de Jerez, de la extorsión de Jesús Gil con cheques numerados, de las comisiones del ‘caso Ollero’, del espionaje de las cajas, de las subvenciones de Climo Cubierta y de las ayudas a la empresa en la que trabaja su hija. En todos esos caso, lo sucedido está muy claro:

- Pues entonces es una venganza de alguien.

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