El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

29 enero 2009

El elefante cansado

En 1991, tres años antes de morir en un absurdo accidente, el periodista Ismael Fuente publicó un libro de pastas negras en el que aparecía Felipe González acodado sobre una mesa, con la cabeza apoyada en la mano cerrada, cabizbajo, pensativo. El caballo cansado, se titulaba aquel libro que Ismael Fuente escribió pensando que Felipe González iba a tirar la toalla en poco tiempo, que, en esta ocasión, sí era cierta la advertencia de que quería dejar la presidencia. «Felipe González tiene 49 años, cumplidos en marzo de 1991; encarna esa generación de socialistas en torno a la cincuentena que lleva casi diez años en el poder y que ha pasado todas las fases que van desde la ilusión al desencanto, como el arco iris va del rojo al violeta. Transmite imagen de cansancio, de hastío. Y así es como empieza a vérsele».

Las especulaciones sobre el cansancio de González, su falta de frescura, de ideas nuevas, eran, además de una evidencia, un rumor que alimentaba el propio Felipe González, un experto en el manejo de la dimisión como chantaje emocional. En el partido y en el Gobierno, respondía a cada momento crucial de complicación política con el vértigo del vacío. En los noventa, como si intuyera la enorme espiral de escándalos que le aguardaban, volvió a poner en funcionamiento el rumor de su salida. Se lo dijo al propio Rey: «Señor, creo que ocho años de gobierno es un período suficiente y estoy meditando no presentarme a las elecciones de 1990». Se lo dijo y se filtró y, cuando González ya creía que el personal tenía el susto en el cuerpo, se desmintió a sí mismo: «Ha sido probablemente el error más grande que he cometido. Un político tiene que decir que seguirá adelante hasta que lo echen los electores».

Eso fue, efectivamente, lo que ocurrió seis años más tarde: que a González lo echaron los electores. Consumió seis años más de gobierno en los que arrasó con todos los sueños que había levantado diez años antes; se despeñó por una pendiente de corrupción, soberbia y desprestigio que no dejó ni rastro de lo que fue. Tenía razón, sí, tendría que haberse ido en 1989. Pero no lo hizo, se volvió a presentar a las elecciones y, aquel año de 1990, mandó para Andalucía a uno de sus leales, Manuel Chaves. Tenía razón González, pero se equivocó porque para un líder siempre ha sido más difícil dejar el poder que conquistarlo. Entre el orgullo ciego y la soflama babosa del entorno, se envenenan las entendederas. Miren a Chaves ahora. Hasta los suyos hablan de desgaste, pero la realidad es que da vértigo cuando se mira atrás. Está cansado, dicen, pero pasará: es «coyuntural». Le pasan la mano por el lomo, ‘eres el mejor’... «Los esperanzados del 82 tienen hoy piel de elefante», decía Ismael Fuente en el libro sobre González. Casi veinte años después, Chaves aún sigue en el centro de la pista. El elefante cansado.

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1 Comments:

At 25 febrero, 2009 14:21, Blogger jiv said...

Felicito a Javier Caraballo por el extraordinario y valiente trabajo que realiza.Me gustaría preguntarle si podría facilitarnos su opinion, hasta dónde conozca, de lo que realmente ha sucedido en el caso ALESTIS, y en que medida son responsables JUNTA Y CEA(al fin y al cabo, todo parece indicar que uno es cautivo del otro)

 

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