El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

19 junio 2007

Fraudes


El otro día, cuando la constitución de los ayuntamientos, algunos arañaban furiosos el aire de los pueblos rojos de la Sierra Sur de Sevilla. En la crónica del día, Manuel Becerro incluyó un detalle impresionante: Una multitud enardecida se citó en la plaza de El Coronil para arropar al alcalde traicionado, ante la mirada distante y severa de unas parejas de guardias civiles. Toma la palabra el dirigente jornalero y, en el recordatorio de su gestión, incluye un repaso de ingratitudes y deudas pendientes: «Algunos que han cobrado el desempleo sin echar las peonadas, que piensen qué habría pasado en su cuenta corriente sin nosotros».

Una de las advertencias más desoídas por la autonomía andaluza es la que se refiere a las consecuencias sociales del entramado de subvenciones y ayudas del campo andaluz. Ya se sabe que el mantenimiento de esta red de subsidios agrarios es una de las garantías más sólidas de supervivencia del poder político en esos núcleos rurales. Pero más grave que el caciquismo, por encima incluso de ese régimen clientelar en los pretendidos pueblos rojos de la Andalucía profunda, lo más preocupante de todo es el futuro que le depara a esas comarcas agrarias. Lo malo no es el fraude, ni siquiera el pesebre electoral; lo malo es pensar en el futuro de una sociedad que se ha acostumbrado a convivir con el fraude.

El presidente de CajaGranada, Antonio María Claret García, acaba de publicar un libro, en compañía de Jesús Lens, sobre los microcréditos, la revolucionaria idea de Muhammad Yunus que la entidad granadina ha secundado en España. Una feliz idea porque, como se reconoce en el libro, los microcréditos (pequeños préstamos a bajo interés que no precisan aval) no son la panacea para acabar con el hambre y las desigualdades en el mundo, pero sí ayudan a miles de personas a abrirse un horizonte de posibilidades donde antes sólo había frustración, y a crear un tejido empresarial, mínimo e imprescindible, para el desarrollo.

Lo interesante, además, de que CajaGranada haya acogido la idea es comprobar cómo funciona en una región pobre pero del mundo rico; en una región donde se considera pobre a una persona con renta y recursos infinitamente más altos que los pobres del otro lado del Estrecho. Cuenta el presidente de CajaGranada, en este sentido, que «la primera sorpresa» que se llevaron fue cuando acudieron a la zona norte de Granada, uno de los barrios más deprimidos de la capital, y les ofrecieron los microcréditos. «Cuando supieron que había que devolver el importe, nos dijeron que en esas condiciones no les interesaba. Que si no era una subvención, no había nada que hacer. Había mucha gente acostumbrada a que un caudal de dinero ‘gratis’ fluyera con generosidad. Dinero que, sin embargo, nunca ha servido para sacar al barrio y a sus habitantes de los últimos puestos en los niveles de renta de la ciudad».

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3 Comments:

At 19 junio, 2007 16:46, Anonymous Anónimo said...

Caraballo: lo mismo ha ocurrido en La Campana, otro pueblo de Sevilla. ¡De esta izquierda bárbara qué pocos se atreven a hablar!. Marinaleda, Castilblanco, Casariche...son pueblos donde se machaca a quien no comulga con Izquierda Unida.Para que luego vengan con el rollo de la ética y los valores democráticos.

 
At 19 junio, 2007 19:26, Anonymous Anónimo said...

«Algunos que han cobrado el desempleo sin echar las peonadas, que piensen qué habría pasado en su cuenta corriente sin nosotros».

¿Esto será broma, no?

No me extraña el rechazo a los microcréditos. Seguramente tengan más aceptación entre los emigrantes.

 
At 06 noviembre, 2007 23:10, Anonymous Anónimo said...

Pues sí. Al final, más del 80% de los microcréditos se están concediendo a los inmigrantes. Sintomático.

Jesús Lens.
Pateando el mundo.

 

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