El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

31 marzo 2006

DIARIO DE LA TREGUA. La beatificación de Otegi

Cuando, en breve, las próximas horas o, acaso, tras el fin de semana, salga de prisión el dirigente de Batasuna, Arnaldo Otegi, es muy probable que pueda mirar atrás y decirse, a sí mismo, que ha sido la última vez en pisar una celda. Sin que exista ni un solo elemento objetivo para afirmarlo, uno se atreve a vaticinar ya que cuando Otegi salga de la cárcel tendrá por delante un largo camino de actividad política. Más allá, incluso, no será de extrañar que, tras las próximas elecciones vascas, cobre vida la hipótesis más descabellada que se realizó hace varios meses: que el objetivo último del Partido Socialista de Euskadi es el de desplazar al PNV del Gobierno con el apoyo de Batasuna. Es decir, la misma operación que realizó en Cataluña, contra Convergencia i Unio, gracias al apoyo de la Esquerra de Carod Rovira. Y como todo ello se enmarcará dentro del “largo, duro y difícil” proceso “de pacificación” del País Vasco, pues ni siquiera provocará recelos internos en el PSOE, más allá de tres o cuatro dirigentes socialistas (Rosa Díez, Redondo Terreros, Maite Pagazaurtundua o Múgica) a los que presionarán para que abandonen el partido.

Sentando lo anterior, veamos qué elementos podemos encontrar estos días que permitan atisbar el camino político que se le está organizando a Arnaldo Otegi. Lo primero que ha comenzado a descatarse por distintos medios de comunicación es el pasado socialista de Otegi. Se le presenta como un joven inquieto desde la adolescencia, esencialmente por el ejemplo de su familia, “una familia de luchadores socialistas de Elgoibar”. Y se añade, aún: “Ese origen socialista le lleva a admirar sin complejos algunas decisiones del presidente del Gobierno, como la retirtada de tropas de Irak o su programa de reformas sociales” (El País, 30 de marzo 2006).

Para rematar la nueva imagen de Otegi, su nueva faz política, se añade un componente sentimental. Arnaldo cumple cuarenta y ocho años el próximo seis de julio y ésta es la última oportunidad para su generación, la de los Permach y los Barrena, jóvenes vascos “que han pasado por las aulas universitarias y manejan bien la oratoria”.

Sumemos, pues, los primeros datos de la nueva ficha política:
Nombre: Arnaldo Otegi. Origen: Familia de luchadores socialistas. Formación: Universitaria. Carácter: Educado y buen orador.
Lo que, a partir de ahora, será políticamente incorrecto será mencionar la pertenencia de Otegi a la banda terrorista ETA y su supuesta participación en, al menos, dos secuestros, los de Javier Rupérez y de Gabriel Cisneros. En aquellos secuestros, Otegi habría permanecido en el coche. Durante el juicio, ni Ruperez ni Cisneros pudieron identificarlo.

Todo lo anterior, en cualquier caso, no se está sacando a colación estos días para prepararle el terreno político a Otegi, sino para justificar los cuatro años de conversaciones que ha mantenido con el PSOE sobre ETA. ¿Y por qué? Sencillamente porque han sido cuatro años de mentiras reiteradas del Partido Socialista. Un solo recuerdo de hemeroteca. Muy reciente. 21 de diciembre de 2005. Arnaldo Otegi presenta un libro-entrevista "Mañana, Euskal Herria-Entrevista con Arnaldo Otegi", escrito por dos periodistas del diario Gara, a raíz del cual se desatan de nuevo las especulaciones sobre si el Gobierno estaba negociando con ETA. Y dice el ministro de Defensa, José Bono: "La interlocución con los terroristas, con sus cómplices y con sus aliados sólo se realiza a través de la Guardia Civil, de los tribunales y de la cárcel. Otegi es un dirigente de una organización declarada ilegal, un cómplice de la banda terrorista ETA, un experto en secuestros y en delincuencia, y que escriba un libro es algo que no debería resultar noticioso. Si los lobos y los roedores hablaran, les prestaría la misma atención que al libro de este individuo".

Bien, eso fue en diciembre. Ahora se reconoce ya abiertamente que desde el año 2002 se mantienen reuniones periódicas entre el presidente del Partido Socialista de Euskadi, Jesús Eguiguren, y Arnaldo Otegi. No se trataba de ningún afán personal, un brote de amistad entre dos socialistas vascos. No. De aquellas conversaciones se daba cuenta puntualmente al presidente del Gobierno. Como detalle se afirma, por ejemplo, que era tal la confianza mutua entre Eguiguren y Otegi, que éste último incluso le pasó varios días antes una copa de su discurso célebre en el Velódromo de Anoeta. Y Eguiguren, a su vez, se la pasó a Rodríguez Zapatero. Y todo eso fue en noviembre de 2004. ¿Cómo José Bono, ministro de Defensa, decía lo que decía un año después, a punto ya de firmar el acuerdo de la tregua? ¿Es suficiente esta mentira para que se dieran explicación es? Pues, como apreciarán, nada de eso está en el debate. La mentira también se da por buena “en aras” al proceso “de pacificación”.

Aquel discurso de Anoeta, por cierto, se vendió en los medios más cercanos al Gobierno (ahora sabemos por qué) como un acto trascendental en el que Batasuna iba, poco menos, que pedir perdón a las víctimas de ETA y anunciar su intención de renegar del terrorismo. Fue una decepción mayúscula, pero aún hoy se detalla como un hito histórico que Otegi dijera aquel día que “Es más difícil hacer la paz que la guerra”. Y que Batasuna “acepta el compromiso de buscar el abrazo de nuestros adversarios y la complicidad de nuestros enemigos”. ¿Y? Pues nada, que igual algunos les pareció bien porque no habló de aniquilar a sus enemigos.
En fin. Habrá más.


Otrosídigo:

Por cierto, que se ha criticado con dureza al fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, por haber reducido la petición de pena para Arnaldo Otegi sin tener en cuenta que la decisión de decretar prisión, eludible con una fianza de 250.000 euros, no ha sido del fiscal sino del juez Grande Marlasca. No se puede admitir que mientras que al fiscal general del Estado se le acusa de todo por parte del PP y de algunos columnistas (incluso se le ha llamado “abogado de batasuna”) al juez Grande Marlasca, que es quien toma la decisión, ni se le menciona. No vale, o sea. A cada cual, según sus acciones. Y esta vez, cualquier crítica al fiscal general tendría que haberse reproducido, por duplicado, contra el juez. ¿Por qué no ha sido así? Sencillamente, porque nadie puede acusar de colaborar con Batasuna a Grande Marlasca.

30 marzo 2006

El demonio y la dama

La única vez que hablé con Juan Antonio Roca dejó colgados del auricular del teléfono un reproche y una larga estela de silencio. “Quiero hablar con usted para demostrarle que soy una persona normal, y no un demonio con cuernos y rabo”. Después de colgar el teléfono, nunca más volvimos a hablar. El interés aquel por contar su vida de normalidad se le pasó tan pronto como le llegó el cuestionario de preguntas que él mismo exigía antes de hacer la entrevista. Se ve que pensó que, antes que tener que responder a aquellas preguntas, prefería mantener su imagen de demonio.

Lo inaudito, de hecho, es que aquel tipo, que había ocupado páginas y páginas de periódico por la fortuna que había amasado en Marbella a la sombra de Jesús Gil, quisiera conceder una entrevista, y que quisiera hacerlo en El Mundo de Andalucía, el periódico que más veces había denunciado su participación en sucesivos saqueos municipales. Nunca antes había hablado con la prensa de sus negocios y ahora, sin embargo, él mismo se ofrecía para una entrevista.

Tenía una explicación. Tras la moción de censura que derribó a Julián Muñoz de la Alcaldía, su permanencia en el Ayuntamiento de Marbella se había convertido en la demostración palpable de que detrás de toda aquella operación seguía estando el propio Jesús Gil. Para desmentir esa vinculación, evidente, la alcaldesa Marisol Yagüe y los demás le convencieron de la necesidad de hablar con algún periódico para mejorar su imagen. Ya lo decía la alcaldesa, Roca “es una buena persona, muy buen amigo y, como técnico, es el número diez. Hasta tenemos a los niños en el mismo colegio de siempre”.

La alcaldesa dijo eso de que Roca era el ‘número diez’, pero en realidad se supone que quería decir que Roca era el ‘número uno’. Por su trayectoria, se entiende. Roca llegó a Marbella hace quince años con una pobre empresa de construcción que acabó presentando suspensión de pagos. Lo contrató Gil para el Club Financiero y, en poco tiempo, ya era su mano derecha. Ahora su fortuna es incalculable. Por eso, lo del ‘número uno’. Lo que pasa es que a Marisol Yagüe le ocurre lo contrario que a Roca, que no hay silencios en su vida política sino largas parrafadas, atropelladas, absurdas, corraleras. “Se ha dicho de mí que soy rociera y ni siquiera voy a El Rocío. A mí lo que me gusta a rabiar son los boleros, más que la canción española. Fíjese lo que le digo”. Después explicó que, sin embargo, cantaba muy bien por Juanita Reina y por Conchita Piquer. Creo que hasta llegué a imaginármela.

Juan Antonio Roca y Marisol Yagüe, acaso los últimos fieles de Jesús Gil, querían borrar aquella imagen trincona del Ayuntamiento de Marbella. “Si Chaves quiere que le demos un giro de 180 grados al Ayuntamiento de Marbella, yo le doy uno o dos, los que haga falta”, me espetó una vez. Pensé entonces que se equivocaba, que no había calculado la pobre que con dos giros de 180 grados volvía al mismo lugar de partida. Pero ya ven que quizá estaba en lo cierto. El demonio y la dama se han pasado de vueltas.

29 marzo 2006

DIARIO DE LA TREGUA. El marketing del deshielo.


La reunión de dos horas y media entre el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, ha rescatado para el discurso público un abanico de obviedades que estaban olvidadas. Simplezas impropias del boato como que el diálogo entre el Gobierno y la oposición en la lucha antiterrorista es lo que interesa “al conjunto de la ciudadanía” o que la colaboración entre ambos hará “más eficaz y más rápido” el proceso de desmantelamiento de la banda terrorista ETA. Cualquiera en España, acodado en la barra de cualquier bar a primera hora de la mañana o paseando plácidamente por unos jardines públicos a últimas horas de la tarde, hubiera respondido exactamente lo mismo durante los dos años que ha durado la gresca. Es lo que tienen las obviedades, que por evidentes no necesitan demasiada reflexión. Ya lo dice el diccionario, “Que se encuentra delante de los ojos, que es tan claro que no tiene dificultad”.

Pero es que, además de obvio, el encuentro de ayer tampoco se produce porque ninguno de los dos actores haya cambiado de posición política. Zapatero sostiene que no ha llegado a ningún acuerdo con ETA y, más allá, también ha repetido estos días que no pagará ningún precio político a la banda terrorista por entregar las armas. “El Estado de Derecho y la democracia tienen sus normas, que se resumen en la legalidad”, repitió ayer mismo el presidente sobre los límites del diálogo futuro con ETA. Si Zapatero cumple con esta frase, sencillamente no hay debate: todo el mundo está de acuerdo porque en la legalidad actual no caben ni delirios independentistas ni favores judiciales ni amnistías encubiertas. Cabe la autonomía, el acercamiento de presos, las redenciones judiciales y las medidas de reinserción, pero todo eso ya se contempla en la Constitución española. Incluso cabe la vuelta de tuerca de la nación vasca, aceptada ya para Cataluña en el preámbulo del Estatut antes de que el Tribunal Constitucional pueda siquiera abrir la boca.

Pero rescatemos el guión: Si se trataba de atender y anteponer el interés y el deseo mayoritario de los españoles y de respetar y hacer cumplir la ley, la pregunta ahora es ¿y por qué los dos años de enfrentamientos? A mi juicio, porque la reunión de La Moncloa es el último acto de un guión, la última escena de un diseño de propaganda política. Todos sus predecesores en el Gobierno de la nación se han encontrado con treguas de ETA, pero ninguno ha preparado tan bien como Zapatero el exorno. Para ratificar esta impresión, sólo hay que pensar en el momento aquel del presidente Zapatero, entrando en el Consejo de Europa, con los veinticuatro mandatarios europeos puestos en pie, aplaudiéndolo.

Como nada es casual, hasta llegar a esa cumbre de celebridad, el Gobierno y el PSOE han dispuesto los elementos que se precisaban. Políticos y sociales. Por un lado, el presidente del Gobierno decidió dinamitar previamente el pacto antiterrorista que le unía al Partido Popular y se ha ido alejando progresivamente de la asociación de víctimas del terrorismo. Es decir, lo contrario que José María Aznar. Con esa política de los dos primeros años de su mandato, más de gestos que de actos, Zapatero consiguió dos cosas, el visto bueno del nacionalismo vasco (desde el Ibarretxe a Ortegi) y, lo que es más importante, aparecer ante la opinión pública como el único protagonista político de la lucha contra el terrorismo, ya que el Partido Popular y la Asociación de Víctimas se manifestaba, día tras día, en contra de la política antiterrorista del Gobierno. A la vista de la tregua de ETA, ¿qué contestarían los españoles ahora si se les preguntara por esas manifestaciones, que tenían razón las víctimas o el presidente del Gobierno? Recuérdese siempre que la política son imágenes.

A partir de ahí, tras el aislamiento de ambos, el Gobierno y el PSOE disponen, junto a su aparato de propaganda, un sistema de filtración de noticias que, al más puro estilo del marketing publicitario, crea en la sociedad española un estado de ansiedad por la tregua de ETA. ¿Cuántas veces se ha anunciado la inminencia de la tregua en los últimos seis meses? ¿Cuántas veces, cuántas especulaciones? ¿Se entiende ahora mejor por qué dijo Zapatero aquello de que estaba cerca en el mejor momento para que comenzara el principio del fin de ETA? A la vista de lo sucedido, podemos concluir que gracias a esa doble estrategia, cuando ETA publicó su comunicado de “alto el fuego permanente” la imagen grabada en el subconsciente colectivo llevaba implícito un solo mensaje. “Triunfo personal de Zapatero”.

Volvemos a la pregunta del principio. Deshielo, está muy bien, pero ¿por qué ahora? ¿por qué no antes? A mi juicio, parece claro que el presidente Zapatero accede ahora a un diálogo privilegiado con el presidente del Partido Popular porque ya ha conseguido el objetivo anterior. Zapatero es la referencia, el pivote sobre el que gira todo. El único protagonista.

En adelante, si sucede lo que nadie desea pero muchos temen, un fracaso de la tregua, nadie culpará a Zapatero porque ETA nos habrá vuelto a engañar. Aún en ese caso, en la retina de todos seguirá la imagen del presidente Zapatero, presentado en los periódicos de todo el mundo como el gran pacificador; aplaudido por todos sus colegas europeos. Ni Rajoy podrá reprocharle nada, porque las aguas del diálogo han vuelto ya a su cauce. Es, digamos, el marketing del deshielo.

28 marzo 2006

Portugal


Romualdo Salazar tiene un piso en Sevilla que acaba de poner en venta. Piensa Romualdo que, si las cosas le salen bien, de aquí a un par de años estará viendo en Portugal. Con su familia. Con sus hijos. Fuera de España. Romualdo Salazar es un tipo complejo, alambicado, retorcido. Muchas veces me enfado y le regaño con severidad. “Es una estupidez pensar que España no tiene remedio. España es como el casco antiguo de sus ciudades. Como esos callejones pequeños, altos, retorcidos y oscuros. No existe la línea recta ni la planificación medida del espacio. Siempre ha sido así y asombrarse ahora es una bobada”.

Pero antes de acabar la frase, ya sé que se ha perdido. Sueña con Lisboa, con los tranvías circulando por calles estrechas y empinadas, con el olor a mar que le recuerda el sueño de América, con una plaza llena de palomas y un monumento a los conquistadores que se exhibe orgulloso. Sueña con un país satisfecho de su historia. Sin disputa de lenguas. Admirado de sus poetas, de su música. “Portugal –me dice- es un país pobre y sosegado. No padece este delirio de nuevo rico de España, porque eso es lo que somos, nuevos ricos. Y en los bares y en los mercados, en las conversaciones del tranvía o en las tertulias de la radio, los portugueses hablan pausado de su vida cotidiana. No inflaman la atmósfera con el fuego de enfrentamientos fratricidas”.

“Pasará”, le digo. Llegará un momento en el que cada pieza encaje en el puzzle, aunque ahora nos parezca imposible. No tiene más remedio que ser así, siquiera porque, llegados a un punto, el colapso de este disparate nos devuelva a la racionalidad. Tiene que ser así, claro, aunque sólo sea porque no se puede vivir sin esperanza.

Ni siquiera le consuela la evidencia de que la España de hoy no es la del 36, que nuestra integración en la Unión Europea y en la Alianza Atlántica hace imposible pensar en una tragedia o, incluso, en la independencia de Cataluña o del País Vasco. “El enemigo de un español es siempre otro español”, dice recordando a Manuel Azaña, al final de la Guerra Civil, en uno de aquellos memorables discursos que llenaban las plazas de toros. “España es el único pueblo de Europa capaz de clavar en su cuerpo su propio aguijón”. Lo dijo Azaña, sí.

Antes de marcharse, ha tomado de su cartera un libro de historia de España y lo ha abierto por una página del final. Ha leído unos versos de Miguel Hernández: “Un fantasma de estandartes/ una bandera quimérica/ un mito de patrias: una/ grave ficción de fronteras”. Romualdo Salazar es un tipo curioso. Decepcionado de ser español. También eso está en la historia. Romualdo es, en fin, una inquietud verdadera con un nombre falso.

27 marzo 2006

Julio Anguita. Reflexiones


A media mañana, cuando bullen los despachos y las fábricas, Julio Anguita está sentado plácidamente en el banco de una plaza pública de Córdoba. Pero Anguita, prejubilado de su plaza de profesor, a la que volvió después de veinte años de actividad política, quizá sólo tiene en común con el resto de jubilados de Córdoba el instante que dura la sesión fotográfica, en esta plaza. Aún jubilado, Anguita tiene la agenda tan cargada que resulta una tarea casi imposible encontrar un par de horas libres a la semana. Artículos de prensa, conferencias, charlas y hasta un libro sobre su vida política. “Tengo mucha actividad, sí. La diferencia con la de hace unos años es que no tengo aquellas tensiones, no voy a los sitios con urgencia y no debo soportar reuniones interminables, una y otra vez diciendo lo mismo. En eso, he ganado”.


La Izquierda y los Progres

“Derecha e izquierda existen. Con los nombres que usted le quiera poner. A lo largo de toda la historia, la derecha es el poder económico y su intento será siempre que no cambien las cosas. La izquierda es la que busca y defiende cambios en la sociedad para que haya una mayor igualdad. Lo que ocurre es que los imperativos del mercado, los efectos de la globalización, ha llevado a la izquierda a ceder continuamente y los objetivos se reducen a la lucha por el poder. Pero que ésta sea la realidad no implica que la izquierda no exista, sólo que ha perdido su línea de combate. Yo, como hombre de izquierda, creo en la intervención pública del mercado como única forma de intentar frenar las diferencias enormes injusticias y desigualdades que provoca el capitalismo. La globalización no es más que el desarrollo extremo del sistema capitalista. Lo que decían Marx y Engels. No hay ningún fenómeno nuevo que no esté en el Manifiesto Comunista.
Otra cosa es las posiciones progres, el progresismo… Mire usted, se lo diré con mucha claridad, prefiero que se acuerden de mi padre y de mi madre a que me llamen progre. La progresía es, ni más ni menos, que el sumidero por donde se han ido las ideas de la izquierda. La progresía es quedarse en la reforma de una serie de aspectos sociales, como los matrimonios homosexuales o las medidas de discriminación positiva de la mujer, mientras que se deja intacta una realidad económica injusta".


El Estatuto de Cataluña

"El problema mayor es que se quiere cambiar el modelo territorial a pellizcos. Pero no se hacen así las cosas. Lo adecuado es que se afrontara el problema de cara y se llegara a un acuerdo sobre qué tipo de España queremos. Y definir en una Constitución nueva qué estado queremos. No se hace así, sino que, arrastrados por el peso político y económico de Cataluña, se está realizando esta transformación a pellizcos. Yo no veto ninguna fórmula, pero que se diga. Que se plantee claramente y que lo decida el pueblo español, pero que no se plantee un cambio de modelo por la vía de los hechos consumados.
Claro que a esta situación se llega, en gran medida, a consecuencia de la política que se ha seguido en Andalucía. Quiero decir que, después de que en los ochenta esta tierra venciera en la calle a un gobierno y torciera los planes iniciales sobre las autonomías, Andalucía tendría que haber liderado a las autonomías del artículo 141, las autonomías a las que no se denomina como “históricas”. Pero no ha ocurrido así".
Rafael Escuredo tenía una cierta idea de lo que le explicaba antes, la necesidad de que Andalucía liderase la transformación de Estado, buscando el equilibrio territorial. Pero, ¿qué ocurre? Que a Escuredo, que era presidente de la Junta, lo puso en la calle su propio partido. Llegó luego Rodríguez de la Borbolla y, aunque era ya un pálido reflejo de Rafael Escuredo, también su partido le acabó cortando la cabeza. Y Chaves, en fin, es un funcionario. Si Andalucía hubiera ejercido el liderazgo que logró el 28 de febrero, no estarían ocurriendo estas cosas. Sin ese contrapeso andaluz, lo primero que se ha planteado en Cataluña es lo de siempre, la pela".


El declive de Izquierda Unida

"Usted sabe que yo siempre he defendido el programa, programa, programa. La cuestión sigue siendo la misma, se trata de saber si Izquierda Unida aparece como una fuerza política soberana que negocia con el PSOE sobre programas y, por el contrario, aparece como alguien que sigue de forma permanente la estela del PSOE.
Hay momento, y sobre todo pensando en la política estatal, en los que parece que Izquierda Unida es el portavoz del Gobierno socialista. Mire usted, cuando se está contra la derecha se está contra las políticas de la derecha, no contra Rajoy o contra Aznar porque nos caiga mejor o peor. Y si el PSOE mantiene en el Gobierno las políticas de la derecha, tenemos que seguir estando en contra. Ni es una cuestión de siglas, sino de políticas".


La tregua de ETA a Zapatero

"Yo soy partidario desde hace mucho tiempo del derecho de autodeterminación. Entre otras cosas porque estoy convencido de que ese referéndum lo ganábamos los que somos partidarios de España como un Estado unido. En la tregua de 1998, le dije por escrito al lehendakari Ardanza que, al final, tendrán que pronunciarse y decidir el pueblo vasco y el pueblo español. No nos espantemos por ello, es mucho peor que la burguesía vasca se lleve el dinero".


La ‘pinza’, diez años después

“Lo pasé mal, sí, pero no sólo por el falso montaje de la pinza, que no se le hubiera ocurrido ni a Goebbels. Lo pasé mal por cómo aquella mentira acababa influenciando a mis propios compañeros, que sabían perfectamente que no había pinza alguna entre Izquierda Unida y el Partido Popular, y sin embargo parecían darle crédito a aquellas falsedades. La pinza fue un invento de quienes creían, y creen, que Izquierda Unida debe ser la criada solícita en apoyo del PSOE. Nada importaba, además, que el PSOE acabara de atravesar sus peores años de corrupción. La dignidad y la soberanía de Izquierda Unida hacían daño, claro, y por eso la atacaron de aquella forma, con una campaña orquestada por el PSOE y por los medios de comunicación del señor Polanco.
Diego López Garrido, entonces en Izquierda Unida, fue el que montó toda aquella patraña. El sabía bien lo que estaba pasando, porque era un elemento más de aquella campaña, junto a la alta dirección de Comisiones Obreras. Pero yo decía estas mismas cosas entonces y me decían que era un dogmático, un estalinista… No, no, sencillamente yo sabía lo que estaba pasando. ¿Dónde están hoy Diego López Garrido y Antonio Gutiérrez? En fin, a niveles coloquiales, yo digo eso, que han cumplido su objetivo, que hemos sido derrotados. Sí, sí, así son las cosas".

26 marzo 2006

Paritorios


Esta mañana, camino de la redacción, he contado hasta seis vallas publictarias de la última campaña de la Junta de Andalucía. «Es tu primer día. El mejor momento para escuchar un cuento». Bajo ese lema, la cara de un bebé sonriente. Se trata, tachín tachín, de la campaña de promoción del «Kit Cultural para nuevos andaluces». A cada recién nacido, se le entrega un cuento, un disco, una carta de Chaves y un carné de biblioteca. Como todo el mundo sabe, lo primero que pide un niño al nacer es que le lean un cuento. Y una carta del presidente.
No se sabe a ciencia cierta cuánto cuesta exactamente esta ocurrencia, porque lo único que se contó en su día es que forma parte de un plan mayor, «Plan Integral de Impulso de la Lectura en Andalucía», que se prolongará hasta el año 2010 y que cuenta con un presupuesto de 58 millones de euros. Migajas, o sea.

Pasemos por alto la convicción de que estas cosas no ocurren en ninguna otra parte, ni en países más desarrollados ni en los más atrasados. Vamos, que seguro que en países con niveles culturales muy superiores al andaluz, a nadie se le ocurre hacer una campaña de divulgación de la lectura entre recién nacidos. Pero es que también es probable que ni siquiera en Cuba, Bolivia o Venezuela se les ocurra entregar una carta del presidente a los bebés. Pues Chaves lleva años haciéndolo, sólo que ahora se amplía con el carné de biblioteca y el cuento.

En fin, que todo esto es inaudito, es verdad, pero pasemos por alto. Mejor detenerse sólo en la constatación dolorosa de cómo se tira el dinero público en Andalucía. Hace cinco años, el presidente Chaves firmó ya un «Pacto andaluz por el Libro» porque acababan de conocerse algunos datos demoledores. De diecisiete comunidades autónomas, Andalucía es la que ocupa el puesto número dieciséis en lectura de periódicos. En lectura de libros, ocupamos directamente el último puesto de España. Según la encuesta sobre hábitos de lectura en 2000, Andalucía ofrece el nivel más bajo de España, con sólo un 31 por ciento de población ‘lectora frecuente’. Casi la mitad de los andaluces, el cuarenta y cinco por ciento, no suele leer jamás un libro.

Para hacerle frente a esa estadística, Chaves anunció, como hace siempre, un pacto andaluz. El anterior. Y dijo, solemne, el 23 de abril de 2001: «No vamos a permanecer inmóviles o cabizbajos ante los índices de lectura de Andalucía por desalentadores que parezcan. Al contrario, hemos decidido pasar a la acción, no con propuestas aisladas o puntuales, cuyas buenas intenciones se traducen con frecuencia en resultados fugaces, sino con una actuación en profundidad y desde la base». Quién iba a decir entonces que el presidente se iba a tomar tan en serio lo de la base, que iba a comenzar a repartir libros en los paritorios. Y una carta suya, claro. Que eso es afrontar los problemas con profundidad. Libro y carta. Dos cuentos en lugar de uno.

24 marzo 2006

Alfonso


Alfonso Guerra siempre ha sido un laberinto del que jamás se sale. Una expectativa vana, un discurso interrumpido, un presente sin futuro que se mira en las aguas quietas del pasado. Guerra siempre decepciona a los suyos, a quienes le han seguido como discípulos y a quienes han vuelto la cara al oírlo hablar. Alfonso Guerra está preñado de su propia contradicción, todo y nada, fachada de una mansión deshabitada. Le cantaremos versos de Pessoa. «Cuanto más crezco, menos soy./ Cuando más me encuentro, más me pierdo».

La decepción de ahora, oh veterano diputado por Sevilla, acaso será ya definitiva, y nadie más se volverá a mirarte como aquel mes de julio del año pasado, en los cursos de El Escorial. «Hay dos tipos de propuestas para la reforma de la Constitución, una declarada y otra no, pero clarísima». Lo decía Alfonso Guerra, presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, y muchos pensamos que su historia y su fortaleza era la esperanza. Ha pasado el Estatuto de Cataluña por la Comisión y ha Guerra no ha abierto la boca.

«Algunos gobiernos autonómicos quieren adjetivar sus respectivas comunidades autónomas. No se conforman con el nombre que tienen. Unos lo quieren llamar región, otros nacionalidad y otros nación. Mi juicio es que tal diseminación sólo aporta una confusión que siempre acarrea problemas, además de una insolvencia de nuestro país más allá de nuestras fronteras». ¿Cómo es posible que un hombre diga algo así y, unos meses después, vote a favor de un preámbulo en el que Cataluña se define como nación? Votar y callar. A tus años. Ay, Alfonso Guerra.

En el fondo, será que Alfonso Guerra siempre ha rehuido la responsabilidad. Estar de oyente, como en aquellos consejos de ministros en los que era vicepresidente. Peter Pan de la política que no supo crecer, que se quedó en la representación teatral, en la pose. Que sólo estuvo a gusto en la oscuridad de las conspiraciones de partido. Más allá, sólo palabras. «Se intenta trasladar la distribución de la renta del ámbito individual de la persona a un ámbito territorial. Pero ésta es una concepción predemocrática. En democracia, los sujetos de derecho son las personas, no los territorios. Es como decir que los más pobres roban a los más ricos (...) No hay Estado que puede resistir la residenciación fragmentada de la soberanía». ¿Se puede pensar todo esto, presidir la comisión constitucional, y después guardar silencio?

Alfonso Guerra ha claudicado siempre ante los suyos y se ha arrodillado, vencido, ante sus principios cuando mantenerlos podía costarle el confortable chozo de tranquilidad en el que mora. Quizá ya sólo le importa el guiness de los récords, el diputado que más tiempo conservó su acta. Otra vez decepción. Pero ésta era la última batalla. Saliva agria y versos de Pessoa. «Todos los días descubro/ la espantosa realidad de las cosas:/ cada cosa es lo que es». Ay, Alfonso.

23 marzo 2006

DIARIO DE LA TREGUA. Semiótica y Propaganda


¿Un alto el fuego de cartas marcadas?

Algunas cuestiones han quedado nítidamente expuestas en las veinticuatro horas que han seguido al anuncio de un Alto el Fuego de ETA. La más notable, por ruidosa, es la agitación del inmenso aparato de propaganda que acompaña al PSOE en su estrategia. ¿O era al revés? ¿Quién acompaña a quién? En fin, que el caso es que el alto el fuego de ETA está interpretándose, de acuerdo a la euforia desatada, como una entrega de las armas formal, el fin definitivo de la violencia y la apertura de una “nueva etapa” en el País Vasco. Todo, además, se ajusta a un guión que se sigue de forma milimétrica, de forma que hace pensar que no a todo el mundo cogió por sorpresa el comunicado de ETA.

De hecho, la interpretación más inquietante del día se realiza en el editorial del diario El País, donde se afirma, como si fuera cualquier cosa, que el comunicado de la banda terrorista estaba pactado con el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Paren máquinas: ¿Cómo es eso de que el Gobierno que afirme que ni ha negociado ni piensa negociar con la banda terrorista hasta que no compruebe el cese de la villencia si hasta ha redactado un comunicado a medias? ¿Acaso impuso también que lo leyera una mujer terrorista, para la cosa paritaria?

En fin, que es urgente que se aclare todo ello y para evitar que, en el futuro, se nos pueda grabar en la cara una indeleble cara de tonto. Y no porque haya que rechazara de plano la negociación, sino por la existencia de un proceso con las cartas marcadas.




¿Qué precio político se puede pagar?

Es probable que la inmensa mayoría de la sociedad española acepte y asuma que si ETA finalmente entrega las armas, y se disuelve, habrá que pagar un precio político. Pero ese precio no puede ser otro que la vuelta de la izquierda abertzale a la normalidad democrática. No hará falta siquiera derogar la Ley de Partidos porque, si Batasuna rechaza las armas y deja de abastecer a ETA, no habrá motivos para ilegalizarla. Conviene no olvidar que Batasuna no es ilegal porque sea independentista, sino por ser terrorista.

De la misma forma, la sociedad española estará de acuerdo en que, tras una entrega de las armas, se acepte el acercamiento de presos e, incluso, que en los casos de arrepentimiento, se apliquen beneficios penitenciarios. Pero ahí se agota el precio político, la capacidad de negociación que tiene el Gobierno. Lo otro, lo de incluir en el preámbulo del Estatuto vasco el término nación, también podría ser asumible, pero a ver qué le aporta eso a los nacionalitas vascos y a una comunidad autónoma que ya se llama País Vasco y tiene autosuficiencia financiera.

A partir de ahí, de esas tres cesiones asumibles, cualquier paso más que se pueda dar el Gobierno a favor de la banda terrorista será, sencilla y llanamente, pisotear la memoria de las víctimas. No va a hacer falta esperar mucho tiempo para saber hasta dónde está dispuesto a llegar Zapatero. En las próximas semanas y meses, casi un centenar de dirigentes del entorno de ETA se enfrenta, en seis juicios, a penas de prisión que van desde los diez años de cárcel hasta los cincuenta. Otegi, entre ellos y en al menos dos procesos. Como el fiscal general del Estado es tan explícito, sabremos pronto de qué va la cosa. De momento, quienes ayer consideraban al fiscsal general como un tipo que va por su cuenta, ya se habrán dado cuenta hoy que Conde Pumpido nunca se lanza a una piscina vacía. José Blanco ha salido pronto a la palestra para defenderlo y ratificar sus palabras. “Todos debemos remar en la misma dirección”. Ha dicho Blanco en Onda Cero en referencia a los jueces y fiscales.


¿Permanente o indefinido, qué vale más?



El comunicado de ETA dice literalmente que declara un “alto el fuego permanente”. La introducción de la palabra permanente es la que ha desatado la euforia, sobre todo porque se ha interpretado como algo inusual. “Es la primera vez que ETA declara una tregia permanente”. La afirmación, así expresada, es rigurosamente cierta, porque nunca antes, en la decena de treguas anteriores, la banda terrorista se había expresado en esos términos. Sin embargo, eso no quiere decir que sea la primera vez que ETA declara una tregua sin límite de tiempo. El 16 se septiembre de 1998, el anterior alto el fuego, ETA hablaba en su comunicado de “tregua indefinida” en atención “a las oportunidades que existen en la actual situación de Euskal Herria”. En el comunicado del 22 de marzo de 2006, ETA dice que declara un “alto el fuego permanente” para “construir un nuevo marco en el que sean reconocidos los derechos que como pueblo nos corresponden”.

A partir de ahí, una duda: ¿Qué es más duradero indefinido o permanente? ¿Por qué nos va a tener que parecer que una tregua permanente es más estable y prolongada que una indefinida? O sea, que no tiene sentido hacer diferencias entre las dos treguas de acuerdo al comunicado de ETA porque la palabra que falta en ambos es definitiva, “tregua definitiva”. ETA, ya está dicho aquí, maneja bien el castellano y, por esa razón no utiliza los términos “alto el fuego definitivo”, que es lo que esperábamos. Por eso, en fin, siguen con la capucha puesta.


¿Hay diferencias entre la tregua del 98 y la actual?

Sobre el papel no, pero se podrá comprobar fácilmente en adelante. En teoría la posición de ETA es la misma, varía la habilidad que tenga el Gobierno para convercer a los terroristas que deben entregar las armas y renunciar a sus ideales más antiguos, un País Vasco que integre las tres provincias vascas, Navarra y las tres provincias o departamentos franceses. Aznar fracasó, ya se sabe. Y en teoría, si ETA no retrocede, también fracasará Zapatero.


Al margen de todo ello, una diferencia más. Jaime Mayor Oreja ministro del Interior durante la tregua de 1998, apunta un detalle que puede ser esencial. En 1998, ETA negoció la tregua con el PNV y en esta ocasión ha negociado la tregua directamente con el Gobierno de la nación. El resultado de la primera tregua es que el PNV se radicalizó, firmó el pacto de Estella con ETA y la banda terrorista, posteriormente, volvió a la armas. Josu Ternera se fugó, se puso al mando de ETA y el lehendakari Ibarretxe presentó su plan de estado libre asociado. ¿Ocurrirá lo mismo ahora, pero con el PSOE vasco? ¿Está ocurriendo ya?

22 marzo 2006

DIARIO DE LA TREGUA. Primeras Reflexiones.



PRIMERA REACCION, PRIMERA DECEPCION

"Ayer, tras anuncio de tregua de ETA, de los tres encapuchados de ETA, capucha blanca y túnica negra, una amiga socialista me puso un mensaje de móvil. "¡Tregua permanente de ETA! Habrá que ser prudentes, no nos vayan a engañar otra vez. Pero buena noticia. Los del PP deben estar llorando". La miseria, como ven, se ha instalado definitivamente entre nosotros. No la culpo a ella, claro, porque, en todo caso, mi amiga es una víctima más de ese virus que quizá nos afecte a todos. Se ha contagiado, digamos, de esta pandemia nacional del cainismo político. Esta esquizofrenia de ver nornal que una banda terrorista ETA declare una tregua y el personal se ponga a calcular a quién le beneficiará en las elecciones. En algunos casos, como el de la chica de antes, la reacción es inconsciente y en otros es premeditada. En el Congreso, en cualquier caso, el presidente del Gobierno y el líder de la oposición protagonizaron un espectáculo inaudito: se tendieron la mano, ofrecieron su colaboración y quedaron para verse en La Moncloa. El presidente Zapatero estuvo impecable en sus declaraciones y el portavoz Pérez Rubalcaba ofrecía declaraciones que cualquier ciudadano podría suscribir palabra a palabra. Moderación, sentido común, reconocimiento a los gobiernos del PP y desconfianza y firmeza ante ETA. Claro que el PSOE ofrece siempre un doble juego irritante. Una mano acaricia y la otra azota. José Blanco, por ejemplo. O los muchos voceros, que buscan el ajuste de cuentas. Perros de presa vienen corriendo tras la paloma de la paz.



EL ANUNCIO

"Como todo el mundo ha recalcado que se trata de una buena noticia, que debemos acoger con cautela, nos ahorramos esa parte en la que, a mi juicio, está todo el mundo de acuerdo: Que unos asesinos dejen de matar no tiene otra consideración que la alegría de todas las personas de bien. Sólo cuando se oyó a un portavoz de Batasuna decir exactamete lo mismo, que se trata de una buena noticia, comencé a dudar sobre si era lo correcto. ¿Si Batasuna y yo somos contrapuestos, pensamos lo contrario de ETA, cómo vamos a estar de acuerdo en una decisión de ETA? En fin, lo importante es que un paso atrás de ETA es, en principio, una buena noticia para la gente decente. Ellos no se incluyen entre la gente decente, pero tampoco tienen derecho de veto sobre las alegrías de los demás."


EL COMUNICADO

"ETA maneja bien el castellano: Dijo exactamente "Alto el fuego permanente". Hablar de alto el fuego o de tregua no presupone, en ningún momento, que ETA haya acordado la disolución de la banda y, mucho menos, que se vayan a entregar las armas. Y ése era y debe ser el objetivo de la sociedad española que nunca ha empuñado una pistola: Que la banda terrorista ETA, derrotada por el Estado de Derecho, entregue las armas. Porque en el final de ETA tiene que haber vencedores y vencidos. Decir, además, que se trata de una tregua permanente no implica que sea definitiva. Son conceptos muy distintos. Por eso se utiliza ese lenguaje de técnica de guerra, alto el fuego. Desde la trinchera, surge una bandera blanca que pide que se detengan las pistolas mientras se negocia entre los dos bandos. Entrar en ese lenguaje, en esa negociación, sería caer en la táctica de ETA. Sería como aceptar la existencia del "conflicto vasco", como si se tratara de dos sectores enfrentados, que se tirotean a diario. No es así, o sea. En la trágica historia del terrorismo etarra sólo ha existido un bando que mataba y una sociedad que ponía los muertos".


LA CONSECUENCIAS

"Concemos una "tregua trampa" y podemos estar ante una "tregua táctica". ETA en su correcto comunicado en español ha utilizado el mismo lenguaje y las mismas ideas que se le podían oír hace treinta años, con la salvedad de que antes pedía que negociara el Ejercito y ya sólo habla de los estados español y francés como responsables de "la represión en Euskal Erria". Parece claro, por tanto, que ETA ha ordenado una tregua pero no porque haya claudicado de ninguna de sus reivindicaciones. Quiere decirse que ETA le pone un precio político a su tregua. Por eso habla, al final, que "su deseo" es que este alto el fuego "llegue al final". La serpiente se mantiene erguida. Si concluimos que ésta es la situación, habrá que reparar, por tanto, que se trata de una "tregua táctica" que sólo busca que la organización terrorista recomponga sus filas políticas, mermadas y asfixiadas económicamente desde que la Ley de Partidos ilegalizó a Batasuna. ¿Es esta la explicación de que a Batasuna le parezca una buena noticia el alto el fuego?

Por ejemplo, tiene algo que ver que, ayer mismo, el fiscal general del Estado, Cándido Conde-Pumpido, anunciara que el Ministerio Público pedirá a los jueces que "valoren" la incidencia que puede tener "la nueva situación" en las decisiones que tengan que adoptar sobre medidas cautelares. ¿Quién es el fiscal general para pedirle nada a los jueces sobre el sentido de las sentencias? ¿Es que el primero paso debe ser que Otegi no vaya a la cárcel? Y más allá, qué tiene que ver un anuncio de tregua permanente sobre los delitos ya cometidos. ¿Debemos inquietarnos ante la fatal coincidencia del fiscal y el dirigente de Batasuna, Pernando Barrena, que también ha pedido a los Gobiernos español y francés que "una nueva etapa política? Dice el tipo que, tras la "decisión valiente y comprometida" de ETA, "el Gobierno tiene que desactivar todas las medidas represivas".

Por otro lado, ETA, o su entorno, debería aclarar a qué aspectos de su actividad terrorista le afecta la tregua. Por ejemplo, ¿le afecta también la tregua a la extorsión, eso que llaman el impuesto revolucionario? Estamos a un paso de considerar, con este relativismo imperante, que existe también un terrorismo políticamente correcto. Y no puede ser, vamos a ver. Que ETA deje de matar no la convierte en una organización ejemplar. La coincidencia esa, terrible, de que ETA haya declarado la tregua un día después de que la comisión constitucional del Congreso haya aprobado el Estatuto de Cataluña hace pensar en la idea de que ETA considera que tiene un espacio político para negociar un precio político a cambio de un alto el fuego definitivo".


LA MEMORIA

Alfredo Pérez Rubalcaba, portavoz del PSOE, dijo ayer: "Este es un momento para pensar en las víctimas". Es verdad. De acuerdo. Es un buen punto y final para las valoraciones. Mejor eso que el insulto del alcalde de San Sebastián, que ayer brindó con cava y llamó a las víctimas "ausentes involuntarios". Un imbécil, o sea, al que mejor será no oír siquiera. Cerremos los ojos, soñemos con la paz mientras retenemos en la mente la cara de uno de los asesinados de ETA.

21 marzo 2006

Amina




Recorremos el tiempo a la velocidad del olvido. Disponemos de parámetros físicos para medir la velocidad de la luz y la del sonido, pero ningún científico ha sido capaz de resolver aún la ecuación de nuestros días: la terrible paradoja de disponer de más información que en toda la historia de la humanidad y menos memoria que nunca. Las noticias se suceden con un vértigo atropellado, se solapan y se difuminan. Surgen y desaparecen casi al instante por la fuerza de esta nueva gravedad, la sociedad de la información. Por ejemplo, ¿quién se acuerda de Amina Lawal?

En septiembre de 2003, Amina Lawal se salvó de morir lapidada por adulterio. Tras una enorme movilización mundial promovida inicialmente por Amnistía Internacional, Amina fue absuelta por un tribunal musulmán de Katsina, uno de los 12 estados de Nigeria donde rige la ley islámica o sharia. Durante un año y medio, Amina fue portada de todos los grandes periódicos del mundo, noticia de cabecera de todos los informativos de radio, de todas las cadenas de televisión. Su foto aparecía en las paradas del bus junto a un número de cuenta corriente. Nada moviliza como el reality show.

En otoño pasado, se publicó un reportaje por la efemérides de aquel juicio. Supimos entonces que, cuando se apagaron las luces de los focos, Amina volvió a su pueblo, Kurami, una aldea de casas de adobe donde las mujeres tienen prohibido salir de casa sin el permiso de sus maridos. Va vestida de pies a cabeza con un velo verde que sólo deja al descubierto los pies desnudos y la cara.

Se acabó el proceso y «le buscaron otro marido» que, a los seis meses, la abandonó preñada. Desde los 14 años, que la casaron por primera vez, la vida de Amina Lawal ha sido siempre así. ¿De qué le sirvió la enorme movilización del mundo desarrollado? ¿Han seguido presionando los grupos feministas? Amina calla, dice que es «la voluntad de Alá». «Todos han ganado mucho con Amina –reprocha un familiar–. Los que la defendieron en el proceso han recibido premios y viajan por el mundo dando conferencias, pero Amina no ha visto dinero alguno, y es la que está sufriendo». Extraordinario retrato.

El esperpento en el que ha degenerado la visita de la vicepresidenta del Gobierno trajo ayer, como tibias olas de agua estancada, la memoria de Amina. Todo es artificial ahí. Superficialidad progre. Una empresa que se llama Macondo, una empresaria agrícola metida a concejal socialista y un viaje solidario a Mozambique. Apariencia y realidad. Que nada tienen que ver.

Pero no ocurrirá nada. Porque recorremos la vida a la velocidad del olvido. Como en El país de las últimas cosas, de Paul Auster, «ocurre todo tan rápidamente que no puedo seguir el ritmo». «Cuando vives en la ciudad, aprendes a no dar nada por sentado. Nada perdura, ya ves, ni siquiera los pensamientos en tu interior».

20 marzo 2006

Paradoja



Todos los males son susceptibles de empeorar, como dejaron bien sentenciado las leyes de Murphy, cuyo histórico éxito se debe a la perfecta mezcla de absurdo y de lógica rampante. Con esos dos elementos como sustento, el argumentario de Murphy es aplicable desde hace años a los avatares de la política. En uno de los corolarios de esa famosa ley se explica que «si usted intuye que hay cuatro posibilidades de que una gestión vaya mal y la evita, al momento aparecerá espontáneamente una quinta posibilidad».

Esta concatenación de errores es la que, con toda probabilidad, se ha cernido sobre el viaje de la vicepresidenta del Gobierno a Mozambique. La inmigración y, mucho más, la cruel miseria de Africa es un trozo de tarta siempre apetecible para los labios gruesos de la demagogia. Ese fue el primer error, porque un viaje así, de la forma en la que fue organizado y promocionado, con un coste insultante en comparación con las necesidades de esos países, tiene muchas posibilidades de convertirse en un escarnio inmediato para las muchas organizaciones no gubernamentales, muchas de ellas católicas, que trabajan en la zona con absoluta precariedad de medios y de apoyo.

Quiere decirse que hay muchas formas de ofender la dignidad de quienes esperan de nosotros una ayuda. No hace mucho, un alto cargo contaba que, en un viaje a Sudamérica, llevaba un pequeño objeto de oro para entregárselo como obsequio a su colega. Al entrar en su despacho, al contemplar la pobreza y la limitación de medios en la que se desenvolvía, apretó en el fondo de su cartera aquel regalo y nunca se lo entregó. «Hubiera sido un insulto, porque en el despacho había pocas cosas con más valor que aquello que yo le iba a entregar como si fuera una baratija», explicaba después.

Sobre Mozambique, con una renta per capita de 210 dólares y una esperanza de vida de 39,3 años en 2001, lo único que sobran son convenciones y grandes reuniones de fin de semana de los países desarrollados, como aquella visita que encabezó la vicepresidenta. Ya sabemos que la miseria es una rata gigante que se pasea por las aceras, ya sabemos que se mueren de hambre y de sida. Lo sabemos y, por eso, de un gobernante se espera la lucidez de un paso más allá. Se espera ejemplo y soluciones. Se espera eficacia, humildad y modestia.

La irritación que provocaba aquella foto de Maputo era la crueldad de ese contraste, no la mofa simplona del portavoz Zaplana. Irritación que se completa hoy cuando se descubre la cruel paradoja de Felipe Ndong, un ciudadano de Guinea que se ha visto maltratado por una de las integrantes del viaje. «Qué paradoja, se va a salvar negros a Africa y maltrata a los negros de su pueblo». Los escorzos de la demagogia son estos. Propios de Murphy. «Si algo puede salir mal, saldrá mal». Y, en ocasiones, hasta se ha merecido.

Soledad Becerril. Reflexiones



PERFIL.

Suele ser corriente, cuando se camina con la senadora Soledad Becerril por Sevilla, que algún ciudadano se le acerque con ojos de reconocimiento y admiración. La circunstancia, de la que podría decirse que es común y corriente en la clase política, es reseñable en este caso porque esta mujer, a diferencia de tantos otros dirigentes políticos o alcaldes, no ha buscado jamás esa popularidad de besos y abrazos por la calle. Ni cuando fue ministra ni cuando era alcaldesa de Sevilla. Y junto a esa forma de ser política de Soledad Becerril, podría decirse que los que se le acercan tienen más sinceridad que efusividad hueca en la mirada. En fin, que Soledad Becerril, primera ministra de la democracia española, primera mujer en alcanzar la Alcaldía de Sevilla, ha vuelto estos días a la actualidad pública y privada por dos acontecimientos que la hacen entrar en un tiempo de madurez que la invitan a reflexiones más profundas que las habituales en el traqueteo diario. Ha sido abuela y ha recibido la medalla de Andalucía.



SOBRE EL PARTIDO POPULAR


"Algunas veces parece que tiene dudas sobre su proyecto de centro, pero afortunadamente siempre surge alguien que recuerda que el PP tiene que mantenerse en una posición moderada, sensata. En algunos momentos, sí que hay tentaciones de abandonar el centro y alguna que otra vez se cae en esa tentación. Es verdad. Pero ya le digo que por fortuna siempre parece quien devuelve el discurso de que el PP tiene que alejarse de los extremismos, de la radicalidad, que tiene que buscar el centro. Por ejemplo, el último debate del Congreso sobre si la vicepresidenta se viste de una manera o de otra. Eso es una tontería por parte del Partido Popular. El PP no debe entrar nunca en esos debates… Bueno, no lo debe hacer nadie que esté en la vida pública. A mujer no hay que valorarla porque sea alta o baja, guapa o fea, se vista bien o se vista mal. Entrar en otros asuntos, hablar de disfraces, es equivocarse en lo elemental. Porque todo esto forma parte del abecedario. En fin, son detalles. En otros temas, yo creo que insistimos demasiado. En todo lo relacionado con el proceso judicial de los atentados del 11 de marzo, yo creo que el PP no puede estar centrado en eso, que tiene que seguir su camino de reformas y propuestas políticas. No podemos estar volviendo permanentemente sobre aquellos hechos tan desgraciadísimos. Ya se han dado las explicaciones convenientes, ya ha pasado incluso una comisión de investigación en el parlamento, y nosotros no podemos volver ya la vista atrás más que para asistir a las víctimas… ¿Más asuntos en los que se cae en la tentación de abandonar el centro? Por ejemplo en materia de costumbres. Me parece bien que el PP manifieste su opinión, que fije su posición, pero tampoco podemos vivir de eso hasta el punto de que la gente pueda interpretar que estamos en contra de los homosexuales. Por favor, estamos en contra de que se utilice la palabra matrimonio, pero nada más. Déjelo usted ya, oiga, que lo que no se puede hacer es convertir eso en la parte central de nuestro discurso".


SOBRE LOS BOTELLONES

"Este fenómeno comenzó hace quince o dieciséis años y lo correcto políticamente ha sido siempre decir que la gente joven tenía que divertirse y que la administración lo que debía hacer es buscar y ofrecer alternativas al consumo de alcohol en grandes dosis… Ese ha sido el discurso y lo que ha ocurrido este fin de semana, sencillamente, se veía venir. El fenómeno llega a la dimensión que se ha visto este fin de semana porque nadie ha querido tomar nunca ninguna medida para no parecer impopular. Sí, porque decirle a la gente joven algo incómodo o desagradable se interpreta como un gesto impopular y retrógrado. Muy facha. Ultraconservador. Pero ya le digo que el problema está en que se carece de una legislación apropiada para hacerle frente a estas concentraciones. Se trata de algo tan sencillo como que se recoja en una ley que está prohibido el consumo de alcohol en concentraciones con las características de estos botellones. Los botellones no tienen más que una salida: La prohibición. Ya está.
(…) En España las cosas ha cambiado muchísimo en los últimos años. Mi generación tenía muy pocas cosas. Muy pocas. Terminábamos las clases todos los días a las siete de la tarde, menos los sábados, que salíamos a las cinco. Y aquella educación transmitía una serie de valores, la disciplina, la autoridad o el esfuerzo, que ya casi no existen. Ahora, una gran parte de la juventud se educa y se acostumbra en un sistema de vida en el que lo que tienen que hacer es vivir bien, pasarlo bien y tener casi de todo".



SOBRE LA CLASE POLITICA

"Lo que veo en el Congreso y en el Senado, con respecto a entonces, es que las discusiones de entonces eran más ricas, más interesantes. Ahora se ha burocratizado todo mucho más, los diputados hablan muy mediatizados por la propia disciplina de los partidos. Y quizá, también, el nivel de formación intelectual sea un poquito más bajo. Lo mismo podríamos decir del Parlamento andaluz, aunque lo más destacable en este caso es que tiene una actividad muy escasa. Pero en esto, tenemos que echarnos la culpa a nosotros mismos, que tenemos la responsabilidad de plantear debates interesantes. Con las competencias y la capacidad política que tiene la autonomía andaluza, el debate diario tendría que estar centrado aquí, pero no es así. La tensión en los debates siempre se ha dado, y el PSOE cuando ha estado en la oposición ha mantenido debates y acusaciones durísimas, crueles. Estaba recordando, por ejemplo, la oposición a la que sometió a Adolfo Suárez. Lo que pasa es que en aquella etapa la dureza de los debates pasaba a un segundo plano por la existencia de grandes acuerdos. Esto último es lo que no ocurre ahora, por eso sólo vemos la crispación. Cuando se acusa al PP de crispar la vida política, sencillamente, no se tiene razón. Ni memoria".



SOBRE ESPAÑA

"El debate sobre el Estatuto catalán es un completo disparate, un dislate. Si la incomodidad de las comunidades autónomas era tan enorme, lo suyo era haber ido a una reforma constitucional. No digo que yo sea partidaria, lo que digo que eso es lo correcto, el camino adecuado para afrontar esto que se pretende hacer a través de reformas de estatutos. De esta forma, ni se sabe cuánto van a durar estas reformas ni en qué van a acabar, porque los nacionalismos son insaciables. Yo creo, por tanto, que el PP hace bien así. Si España se rompe, no se va a ver ahora, no se puede mostrar, como si fuera un huevo cascado sobre las manos. No, no, no es eso, hablamos de un proceso, un camino que se empieza a recorrer y que conducen a una nueva realidad que se impone por la vía de los hechos. Hay una desmembración, una segregación paulatina, y ese proceso dura años. No se puede decir ahora, “lo ven, ya se ha roto España”. Y en Cataluña y en el País Vasco, el Gobierno, ni éste ni el que venga, va a tener nada que decir, ni nada que proponer, ni que nada que hacer".

SOBRE ANDALUCIA


"Políticamente, el problema que yo veo no es tanto de sectarismo como en la ocupación del poder. Eso es lo que me da miedo de la política andaluza, tanto poder de la Junta de Andalucía ocupando tantas instituciones, tantas asociaciones, tantas empresas, tantos colectivos… Eso nos deja una sociedad civil muy débil, muy pobrecita. Eso me disgusta, me fastidia, y me gustaría cambiarlo porque es contraproducente. Crea una sociedad dependiente y acomodaticia".


… Y SEVILLA

"Yo veo que Sevilla está abandonada, y no especialmente por los efectos de la movida, en cuanto a pintadas o suciedad. No, no, Sevilla está abandonada de forma general. Y cuando digo esto me refiero a los pequeños detalles, que son los que conforman el aspecto general de una ciudad. Las pequeñas cosas son las que producen, al final, la imagen de una ciudad. Esa es mi teoría, al menos, que la imagen de una ciudad es el resultado de cientos de pequeñas cosas que pasan o que no pasan. Existen aparcamientos y están ordenados; existe un servicio de autobuses que es puntual y con paradas decentes; existen jardines y están bien podados; existen accesos y están cuidados; existen bancos y papeleras y están en su sitio y en perfecto estado… La suma de todas esas nimiedades es dificilísima y la alcanzan muy pocas ciudades. Una ciudad no es un campeonato mundial de fútbol o un gran torneo de tenis…. No, eso son extras. La vida de la ciudad es que salgas de casa y no te caigas en un agujero; que vayas a trabajar y el autobús llegue a tiempo; que salgas a cenar y no te peguen un navajazo por la calle".

19 marzo 2006

Lapidario Bobo

«Aplicar la paridad en el Gobierno andaluz me ha permitido descubrir que las mujeres valen tanto o más que los hombres»

Manuel Chaves, presidente de la Junta de Andalucía.





OTROSIDIGO

En atención a los comentarios suscitados por la sección Gritos y Susurros (Ver comentarios en el artículo titulado 'Parapente'), reproduzco lo publicado en EL MUNDO. También recomiendo a los interesados el artículo inserto en este Blog titulado "Cuadrúpedos", sobre el mismo asunto.
A todos, gracias por vuestra atención. Lamento no poder extenderme en un comentario mayor sobre la fuentes de información, que son sagradas. En cualquier caso, para tranquilidad de alguno de los críticos con la información publicada, en el párrafo de abajo intervienen como interlocutores tres personas, todas ellas muy bien informadas sobre lo que ocurre en el Consultivo.


Consejo Consultivo. Confidencias.
«Las críticas que ha recibido el Consejo Consultivo, tras el dictamen sobre la reforma del Estatuto, pueden estar justificadas, es verdad; pero no se puede pretender que sólo se dirijan a los consejeros que ha nombrado el PSOE. También habría que reparar en los consejeros nombrados a propuesta del PP, porque muchos de ellos ni abren la boca. El único que habla, que lleva la voz cantante, es Juan Moya, pero los demás no dicen ni aportan absolutamente nada. Y algunos nombramientos son realmente asombrosos. A partir de ahí, lo que sí es cierto es que lo mismo ocurre con algunos consejeros del PSOE, como el amigo de Gaspar Zarrías, Marcos Gutiérrez Melgarejo, gente que tienen alguna relación con la judicatura pero que en modo alguno puede considerarse que tienen el nivel y la cualificación que se exije para el Consejo Colsultivo. Y lo mismo que afirmaba del PP, que es uno el que lleva la voz cantante, que actúa de portavoz, ocurre también en el PSOE. En el asunto del Estatuto ha sido Angel López el que ha llevado casi todo el peso, el que se ha encargado de la «poda», como lo habéis definido. ¿Amparo Rubiales? Sí, claro, también tiene un peso importante, pero se trata más de un peso político como persona muy vinculada al presidente Chaves. Lo de los ex presidentes, Borbolla y Escuredo, es distinto. En función de sus cargos, podría entenderse que estén en el Consejo, claro. El comportamiento de ambos es distinto. Borbolla, hasta ahora, suele desmarcarse poco del PSOE. Casi nada. Escuredo va más veces por su cuenta. No es que se enfrente a la mayoría socialista, pero sí es verdad que ha mostrado su criterio diferenciado en muchas ocasiones. En fin, que el resultado puede ser el que se critica: que el Consejo Consultivo tiene ahora menos cualificación en sus consejeros y que se ha politizado en exceso. Pero el PSOE no es sólo el culpable, eso es lo que quería decir. las críticas habría que repartirlas más, empezando por el propio presidente, Juan Cano Bueso, buena persona, pero demasiado sectario. Muchos piensan que si la presidenta del Consultivo fuese aún Elisa Pérez Vera, la apariencia sería distinta, porque se trata de una mujer mucho mejor preparada. Pero es lo que hay».

18 marzo 2006

Parapente


Jesús Gil pasó sobre Marbella como un huracán gris de cemento, un maremoto de ladrillos adosados. Durante los años que ha durado aquel desastre democrático, sólo algunos locos, que han seguido viviendo allí con su honestidad a cuestas, se han atrevido a hacerle frente a la mole. Los demás, resguardados.

Ahora que todo ha pasado, que ya no existe más que el rastro indeleble de ese decenio trincón y bananero, la descomposición interna del gilismo hace imposible una operación electoral para aglutinar el tercio de votos marbellíes que se mantiene aún huérfano de padres políticos.

Ha pasado el huracán, sí, pero si ahora existen expectativas reales de cambio político en Marbella no será porque el partido mayoritario en la región y en la provincia haya impulsado el desalojo del gilismo. Ni el PSOE ni sus acólitos, porque esos hasta hacían negocios de prensa con el finado y se dejaban pasear en limusina cuando otros padecían la tortura inquisitorial de los insultos diarios y las vejaciones.

Los nuevos aires que corren, que han sido ingeniosamente calificados por el dirigente del PP provincial, Joaquín Ramírez, como ‘Operación Parapente’, pueden arrastrar hasta el salón de plenos a un consejero, el ex alcalde Paulino Plata, al que sus compis de Gobierno ya le hacen bromas desde el escaño sobre el look marbellí que ha comenzado a gastar, en plan gomina y traje a rayas.

Paulino Plata es un buen tipo. No se le recuerdan escándalos de gestión en la Junta y en el seno de su partido ha sabido resistir hasta ahora todos los vendavales. Fue como el soldado Ryan que Chaves salvó del guerrismo. Dicen algunos que se resiste a ser designado candidato, pero si Chaves ha bajado su pulgar no le quedará otra que agachar él la cabeza. Para asentir, se entiende.

En estas cosas de los nombramientos a dedo, el propio lenguaje que se utiliza resulta inquietante. Por ejemplo, lo que decía ayer Salvador Pendón, el presidente de la Diputación de Málaga que se hartó a poner mensajes con su móvil oficial cuando la algarada del 11-M. «Plata tiene todo lo que necesita para hacer bien cualquier encargo que se le haga». El encargo. Uff, cómo suena.

En fin, que será porque se trata de Marbella, que uno ya sólo atiende a lo que ocurra allí con los ojos grandes del escepticismo. No son ojos metafóricos, claro, sino que tienen el nombre y los apellidos de los pocos que tienen acreditada la independencia en Marbella. Uno de ellos es Félix Bayón, un lujo de andaluz. Esta semana se ha presentado en Málaga una novela de ficción en la que retrata a la sociedad marbellí como si la hubiera sentado en el diván de un psicoanalista. Retrato de nuevos ricos y de viejos funcionarios; de periodistas derrotados y de excavadoras ruidosas que rompen una siesta de jazmines. Un amor juvenil y un asesinato. Maletines y porros. La Marbella que ve Bayón. A pie de calle. Nada de parapente.

17 marzo 2006

Orines



Hace treinta años, Europa nos daba lecciones de libertad. Mirábamos de puntillas por encima de los Pirineos, con los ojos tristes de la dictadura y el anhelo de que llegara el día en el que aquí también se pudieran estrenar películas de directores de vanguardia; que escritores malditos recitaran poemas en los teatros; que cantautores prohibidos llenasen los parques con sus canciones de amor y libertad. La democracia anhelada. Y cuando llegó, cuando nos reencontramos la libertad, dejamos de mirarnos en aquel espejo.

Uwe Max Jensen es un danés al que los críticos definen como un artista conceptual con debilidad por los temas escatológicos. En julio del año pasado citó a los medios de comunicación en plena calle para presentarles su última obra de arte. Se bebió un par de cervezas, se sacó «el pincel de la naturaleza» y orinó en un muro. Unos jubilatas que pasaban por allí quedaron atónitos con el espectáculo y se fueron a la comisaría de Policía más cercana para denunciarlo. En diciembre pasado, cinco meses después, un juez lo ha condenado a 737 euros de multa o pena sustitutoria de seis días de cárcel. El ‘artista’ se niega a pagar la multa y ha comunicado que quiere ir a prisión.

Dice el tipo, como si lo estuviera asesorando un teórico de la Logse, que convertirá su celda «en un escenario amplificado para la creación artística». Allá él con los carceleros y con su obra de arte. Lo esencial es que Dinamarca, entre la condena del artista escatológico y la defensa del Gobierno tras la polémica de las viñetas de Mahoma, acaba de darnos dos lecciones seguidas de cómo se administra una democracia. Que el Estado de Derecho es la mayor conquista de la civilización. Que la libertad no está reñida con la educación, el orden público y la urbanidad.

Hace treinta años, Europa nos daba lecciones de democracia y libertad. Hoy nos da lecciones de orden público y firmeza en la defensa de sus valores, que son también los nuestros. Hace tiempo que en España hemos dejado de mirarnos en aquel espejo, ya no lo añoramos. Diríase que hemos vuelto a una versión democrática de aquel lema reaccionario y autárquico de «España es diferente».

Hoy, cuando la marea de los macrobotellones se orine plácidamente en la pared de lo razonable, de lo admisible, de lo tolerable, sólo quedará aquel sentimiento exculpatorio. Todo se resume en el titular que ayer se ofrecía de la ministra de Sanidad y Consumo. La misma ministra que se muestra implacable con el tabaco. Decía así la noticia: «La ministra Elena Salgado pidió ayer a los adolescentes que no utilicen los ‘macrobotellones’ para beber un alcohol que es muy dañino para su salud». Fin de la cita. De la cita y del artículo, claro, porque nada se puede añadir a algo tan elemental, tan bobo, tan irritante. Nada que decir. Que en esas estamos. Hoy triunfa la irracionalidad.

16 marzo 2006

Miradas


La dictadura última de la política española se llama crispación. En España sólo crispa quien decide la mayoría socialista, con sus adosados egipcios y sus medios de comunicación, ese imperio que cuenta las televisiones con números ordinales para no perderse. La cuestión no es baladí, desde luego, porque en esta sociedad de la información, quien tiene el control de la crispación tiene a su alcance el triunfo electoral. Poder y dinero, o sea.

Volvamos a lo escrito en su día por Alfonso Guerra para entender mejor el alcance del negocio, los intereses de ida y vuelta entre el PSOE y sus medios de comunicación: “Los políticos, sin apenas diferencia entre los etiquetados como conservador y progresista, se someten a la esclavitud de la imagen (…) Se ha dado un vuelco total al arte de la política, transformándolo en una ciencia mercantilista: No hagas más oferta que la que se demanda. El problema central es cuál es el mecanismo de creación de la demanda. Aquí es donde entra en juego el poder de los medios de comunicación, que pueden crear un estado de conciencia colectiva a favor o en contra de una u otra opinión política”.

Desde que comenzó la legislatura, quizá sean estos días en los que esa simbiosis de intereses se nos muestra con más nitidez. Hay varios ejemplos, pero basta fijarse en lo ocurrido ayer. Tras el cacareado proceso de regularización, se ha batido el récord de pateras en un solo día, casi quinientos inmigrantes han llegado a la costa andaluza y canaria en trece pateras. Los centros de menores de Andalucía están desbordados desde hace una eternidad y las instalaciones en Canarias están colapsadas. El colofón macabro lo pusieron ayer dieciocho cadáveres flotando en el mar.


¿Qué ha cambiado para que nada de esto provoque ya nuestra crispación? De hecho, ayer, la protesta de las diputadas del PSOE y de IU fue por el “grave insulto” del portavoz del PP al mofarse de la visita de la vicepresidenta a Kenia, donde “se disfrazó” con ropas típicas. Ni una palabra de los muertos, nada sobre las pateras, lo que provoca crispación son las referencias al disfraz. Eso es lo importante. Y tras el Congreso, arranca la maquinaria. Desde el pinchadiscos más irrelevante hasta la presentadora nocturna de moda, pasando por comentaristas e imbéciles de ocasión, todos a una con la misma consigna, en todas las cadenas, en todos los periódicos y a todas horas. Crispación.

Pero por mucho que se repita, no es ése el orden lógico de importancia de las cosas. Existe la realidad. Hoy cumple cien años Francisco Ayala. Estos días ha dicho que si ha vivido tanto tiempo se lo debe a sus genes pero también a la inagotable curiosidad intelectual que ha tenido siempre: "No cerrar los ojos al mundo es esencial para vivir mucho". Pues eso. Miremos la realidad por encima del fachadismo.

14 marzo 2006

Siempre


La luz de marzo tiene una claridad que la distingue de otros meses del año. Quizá siempre ha sido así, es verdad, pero él no reparó en ese detalle, hasta entonces insignificante, hasta la mañana del catorce de marzo de 2004, cuando se levantó a primera hora para ir a votar. Fue un gesto instintivo, miró al cielo para respirar hondo y se fijó en el color de aquella mañana soleada. La luz de marzo, cuando amanece, tiene la piel fría como un torrente de agua azul que se precipitara del deshielo. Allí parado, en el portal de su casa, respiró hondo mirando al cielo. Inhaló el aire fresco, adrenalina celeste, y por un instante pensó que había motivos para ser optimistas.

Qué distinto aquel amanecer silencioso de la tensión y el miedo de la noche anterior, cuando, camino de su casa, se tropezó con grupos de agitadores que lanzaban piedras contra la sede del Partido Popular. Qué distinto de las tertulias incendiadas de los días anteriores, que los jaleaban. “Queremos saber la verdad”. “Asesinos, asesinos”.

La sangre de casi doscientos muertos se esparcía aún sobre los andenes de Atocha y España seguía su curso normal para las elecciones generales y andaluzas. Como si nada hubiera pasado, como si el intento de transmitir normalidad en aquellas horas no escondiera los bajos instintos de la rentabilidad electoral. La monstruosidad de ese cálculo frío, que todavía pervive, sobre la repercusión en las urnas del peor de los atentados. Muertos alineados, tapados con plásticos amarillos; el empujón que les faltaba a unos para gobernar, el golpe que les faltaba a otros para perder.

Por eso, aquel día, cuando se agotó la fila de su colegio electoral y se colocó ante la urna, decidió no participar del esperpento. No quiso aparentar normalidad. Quiso recobrar la lucidez cívica frente a la inconsciencia colectiva que no distinguía, bajo un manto de falsa calma, que en el fondo de cada voto anidaba el odio y la venganza; el miedo y el engaño.

Cuando dieron en la tele los resultados electorales, nada le importaba. Qué sentido tenían ya las lágrimas y las sonrisas, las explicaciones y las disculpas. Cómo creerse ahora las llamadas a la calma, los elogios a la serenidad del pueblo.

“Aquel día sacamos lo peor de nosotros mismos”, se ha dicho después. Han pasado dos años y se repite que las heridas de aquellos días siguen abiertas. “Merecemos una España mejor”, rezaba el lema de la campaña socialista. No ha sido así, ya ven, porque eso ya no dependía del nuevo gobierno. No ha sido así, ya ven, porque la consecuencia de aquellos días de infamia y de terror nunca debió ser una trifulca electoral.

¿Cómo se consuela un pueblo de sí mismo? La luz de marzo tiene una claridad que la distingue. Como aquel catorce de marzo de 2004. “Hoy es siempre todavía”. Lo escribió Machado. Para no olvidar.

13 marzo 2006

Cuadrúpedos


El presidente del Consejo Consultivo, Juan Cano Bueso, le va a entregar hoy al presidente de la Junta el dictamen de este órgano sobre la reforma del Estatuto de Autonomía. En democracia, las formas son esenciales. El protocolo y la distancia entre instituciones, el respeto entre poderes, son fundamentales para seguir creyendo en las garantías del sistema. Y eso es justo lo que no está ocurriendo. Hoy se verá un ejemplo, cuando Chaves reciba a la persona a la que él nombró por decreto gracias a una trayectoria de acreditada obediencia.

En esta extraña legislatura, nacida de la nausebunda utilización masiva de un atentado (la soberbia insoportable de unos, el cinismo desvergonzado de otros), el poder político tiene como objetivo decidido reforzar el control sobre todos los organismos independientes que deben vigilarlo, controlarlo, auditarlo o aconsejarlo. Tras la última modificación, el Consejo Consultivo tiene una credibilidad nula como órgano independiente. Es así desde el mismo momento en el que, como ocurre en Andalucía, la mayoría de sus miembros se designa por cuota política y que, en consecuencia, la aprobación de los informes obedece a criterios ajenos al análisis meramente técnico de los textos legales.

Se llega, de esta forma, al absurdo actual. En el Consejo Consultivo andaluz, los miembros designados por el Gobierno y los partidos políticos –de la veintena de consejeros, los independientes se cuentan con los dedos de una mano y ni siquiera acuden a todas las sesiones, como en esta última sobre el Estatuto- no sólo votan siguiendo la disciplina de voto que ya impera en el Parlamento, sino que, además, ni siquiera guardan la apariencia. No cuidan ni el lenguaje, que en un órgano de estas características debería ser un lenguaje administrativo, técnico, aburrido.

¿Cómo vamos a considerar independiente el dictamen de un órgano que felicita al Gobierno por “la fuerte apuesta” que realiza por “ajustarse a la realidad política, económica y social”? ¿Cómo debemos interpretar el elogio a “al esfuerzo constante para incorporar criterios de igualdad entre hombres y mujeres en el acogimiento de sensibilidades especiales”? ¿Cómo tomarse en serio a un consejo consultivo que alaba “el esfuerzo por la democratización y el pluralismo en los medios de comunicación” en Andalucía? Venga ya.

Dicen que el informe del Consejo Consultivo, a pesar de la propaganda oficial, contiene varias advertencias serias de inconstitucionalidad, que se han mantenido tras el informe previo de los letrados. El mecanismo, como verán, consiste en eso. Se toma el informe de los letrados, el único independiente, se poda convenientemente, y se dulcifica con alabanzas. Y si hay algunos elementos inconstitucionales, como los referidos al control de la Justicia, que no se note la falta. Si no hay más remedio que señalarlos, que se diga entre líneas.

Hoy el presidente de la Junta recibe al presidente del Consejo Consultivo y uno se imagina la escena a cuatro patas, como propia de esa especie humana de cuadrúpedos descubierta en Turquía. Involución democrática, quiere decirse. No más. Organos cuadrúpedos.

11 marzo 2006

Control


Lo mejor que tiene la insustancial reforma que se proyecta sobre el Estatuto andaluz es que es muy fácil destriparla. Ese tocho ingente de lenguaje de género y fruslerías políticamente correctas, se analiza en un plis-plas porque, en realidad, sólo dos o tres apartados merecen interés ciudadano. El resto va dirigido exclusivamente a alimentar la palabrería hueca de este personal. Por ejemplo, el tipo de UGT que compareció ayer en el Parlamento. Se le pudo oír eufórico porque el Estatuto andaluz va a llegar incluso más lejos que la Constitución. Sobre el objetivo que ya se contempla (artículo 12) de consecución del pleno empleo «en todos los sectores» y en especial para los jóvenes, se va a añadir ahora por lo visto que tiene que ser un pleno empleo «de calidad». Formidable, como verán. En 25 años no ha conseguido Andalucía salir de la cola en desempleo en España, y ahora se le añaden los dos huevos duros de la calidad.

Una vez desbrozado el texto de todos esos aspectos hueros, a medio camino entre lo prescindible y lo sonrojante, sólo quedan para el análisis tres asuntos que sí merecen más interés: modelo de financiación, nuevas competencias y control de la justicia. Ocurre sin embargo que, como ya se ha visto, al menos sobre el primero de los asuntos, el modelo de financiación, nada va a poder decir el Estatuto.

Y no sólo porque la financiación autonómica no pueda incluirse como relación bilateral ahí, sino porque este asunto ya ha sido decidido por el presidente Zapatero con el líder de CiU para desbloquear la reforma del Estatuto catalán. Y el PSOE andaluz, con su aplastante mayoría absoluta, lo acepta sin más, a pesar de que hasta la Federación de Municipios, que gobierna este mismo partido, haya calculado ya que Andalucía será quien más pierda con el nuevo sistema. Descontemos la financiación, pues, de la reforma.

Quedan las nuevas competencias. Pero, claro, resulta que en el Estatuto que está en vigor hay competencias a las que podría haber accedido la Junta y que, sin embargo, nunca ha solicitado. Como el despliegue de la Policía Autonómica o la gestión de las prisiones. ¿Qué supone, en realidad, de mejora competencial que se asuma la Confederación del Guadalquivir, que será la competencia nueva más destacada si es que llega? ¿Justifica eso una reforma? No parece, no.

Queda la Justicia. A diferencia de lo anterior, la propuesta presentada por el PSOE e IU sí supone un cambio sustancial en el modelo actual. El control político proyectado convertiría el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía en un nuevo órgano de extracción parlamentaria.
Para echarse a temblar, o sea. Hagan cuentas. Como si fuera una resta, se eliminan los artículos superfluos, se descuenta la imposición del modelo de financiación y se descartan nuevas competencias dignas de reseñar. ¿Qué queda? Eso, miedo a la perspectiva de enfrentarse en unos años con el régimen.

10 marzo 2006

Pasiones


Dicen los científicos que, en el fondo, no somos más que títeres inconscientes de nuestra propia biología. Seres prepotentes que desconocen que un amor no nace en los confines mágicos del alma sino que se guía, como un lazarillo ciego, por una hormona desconocida. Que nuestras pasiones, nuestras sensaciones, nuestras frustraciones no se desatan a partir de un pellizco en el estómago porque todo está programado por una reacción química. Dicen que es así, pero sólo se refieren al amor. Y la ciencia debería avanzar más. Otros campos, otras pasiones. Que del amor ya sabemos demasiado.

Existen, por ejemplo, interesantes trabajos científicos que establecen la fecha de caducidad de la
pasión (entre un año y medio y tres años, lo máximo para garantizar la procreación); estudios que marcan los límites de la atracción física (siete años tope, no va más); y, pasadas esas dos primeras fases, se ha calculado incluso el tiempo que dura una relación. Esto último de lo debemos a la oxitocina, una hormona que está presente sobre todo en las mujeres, y que es la que decide si, a partir de que finaliza la pasión y la atracción, la relación de la pareja se estabiliza o, por el contrario, se va al garete. «Este amor no puede durar, no tengo más oxitocina que dar», que dirá el ripio de un bolero del siglo que viene.

En fin, que sabemos ya bien, a pesar de la incredulidad de los románticos y los humanistas, que el amor y la pasión no son sentimientos intangibles sino que se explican y hasta se podrían medir por la cantidad de hormonas que llevamos dentro. Pero, qué ocurre, por ejemplo, con la pasión política. ¿Se debe también a una hormona instalada en la corteza cerebral? Esa es la tarea que tienen por delante por científicos.

Como hipótesis de trabajo, uno se atrevería adelantar que tiene que existir también una hormona que explique la pasión política, la fe en los liderazgos. Una hormona que se imponga a la razón; que se anteponga a la propia evidencia. De otra forma no es posible, porque la segunda explicación dice poco del intelecto.

Ayer mismo realicé el primer trabajo de campo. A un tipo que pasaba por allí, votante convencido, lo coloqué en la tribuna de invitados del Parlamento. Le coloqué delante las fotos del día, de la vicepresidenta del Gobierno moviéndose a ritmo ye-yé en Maputo, y unos recortes con declaraciones sublimes sobre las botellonas y la paridad. En esas llegó Chaves para disertar sobre el término nación. La enésima versión. De todas las expresadas, ahora no se queda con ninguna. Dice que para definir a Andalucía hay que buscar otro concepto, algo que sea menos que nación y más que nacionalidad histórica.

Atención. Esto es un ruego para la comunidad científica: ¿Qué hormona le hace hace soportar al personal esta pesadilla de política? Tiene que existir una oxitocina de la política. De lo contrario, la gente saldría corriendo. Y el tipo de ayer, no lo hizo. Pasiones.

09 marzo 2006

Descanso

Los efectos etílicos del macrobotellón parece, muchas veces, que comienzan antes de que se desparrame por las aceras el primer litro de ron con Cola Cola. ¿Alguien se ha parado a pensar en las cosas que se dicen? Un café cargado, por favor, que no puede ser cierto lo que ven mis ojos. Porque lo realmente complicado ayer era convencerse de que todo aquello que se decía en los despachos iba en serio.

El hallazgo más interesante fue el del subdelegado del Gobierno de Sevilla, Faustino Valdés. Desveló que existe un informe de la Abogacía del Estado que analiza el problema y llega a la conclusión de las botellonas «no pueden ser consideradas manifestaciones porque no reclaman nada». Toma ya. Que haya que consultar con el cuerpo de letrados del Estado para llegar a esa conclusión tiene miga. Como si alguien, alguna vez, cualquier fin de semana, al ver a una bandada de menores orinando en las aceras los hubiera confundido con una manifestación de obreros metalúrgicos. En fin.

Pero, de todas formas, que nadie crea que el subdelegado hablaba por hablar. Lo que ha querido decir, sencillamente, es que el Gobierno de la nación no tiene nada que ver con los macrobotellones. Es decir, como no es una manifestación, no tiene la potestad de prohibirla o autorizarla. «No es competencia del Estado». El tabaco sí; los botellones no. Punto.

El próximo día 17, habrá ambulancias dispuestas en todas las capitales para atender decenas de comas etílicos en menores de edad. Y será incalculable el tráfico de pastillas de droga sintética, por no mencionar el hachís y la coca. Pero, ya ven, «no es competencia del Estado». El mismo gobierno que atosiga hasta la represión con la Ley del Tabaco, dice que «no es su problema». Dicen que la botellona es igual que la Semana Santa o la Feria, ocupación de la vía pública. Pues vale.

Lo peor es que, antes que el Estado, ya habían escurrido el bulto los ayuntamientos y la Junta de Andalucía. La consejera de Gobernación, que ayer andaba entretenida con el anuncio de una normativa taurina «no sexista» (¿habrá paridad de toros y vacas en la lidia?), se ha quitado esta vez el problema de encima con rapidez. Dice la consejera, la misma que prometió y olvidó una Ley contra el botellón, que ya existen normas y leyes suficientes y que aplicarlas es responsabilidad de los ayuntamientos. Pero estos, a su vez, sostienen que ni tienen medios para aplicarla y ni la normativa permite una actuación más contundente.

O sea, que nada. Ya lo ha dicho uno de los cachorros criados con el pelargón de la Junta, el presidente del Consejo Andaluz de las Juventud. Dice el tipo que los ‘macrobotellones’ «no son nada de otro mundo, sino una manera de celebración que han elegido los jóvenes». Primavera trompetera, como cantan Los Delincuentes. Y al que no le guste la celebración, que se mude de barrio o se vaya de ciudad, como ya se sugirió. Porque aquí el derecho al descanso en día de botellones sólo está asegurado para quien gobierna.

08 marzo 2006

Violeta


El feminismo de partido está cogiendo una peligrosa deriva de mentalidad nacionalista. Porque se está convirtiendo en un movimiento excluyente que persigue por encima de todas las cosas perpetuar la diferencia. Porque se ha enrocado en su condición de lobby de presión y de influencia, y el discurso, cada vez más, se dirige a perpetuarse en el poder. Porque, en ese afán, se generan a diario problemas artificiales con los que pretenden hacernos ver la necesidad de mantener e incrementar esas nuevas estructuras de burocracia política. Burocracia de género, que se diría con su lenguaje torpe, para añadirla a la burocracia del común.

Esta deriva del feminismo de partido sería disculpable, en fin, si sólo se tratara de enredos, si se quedara sólo en cuitas de partido, quítate-tú-que-me-pongo-yo, pero el problema ya no es ése. Lo grave es que primero han confundido los conceptos y ahora quieren imponerle a la sociedad esa misma confusión. La mezcla más peligrosa es la que ha llevado a este personal femenino a identificar igualdad con paridad. Y no es lo mismo, oiga. La lucha por la igualdad, verán, es un objetivo noble, antiguo e intocable. Hombres y mujeres iguales en derechos y oportunidades. Pero eso no tiene nada que ver con la paridad, que es la imposición de cuotas por sexo. La imposición de las cuotas es la que atenta contra la igualdad. No la facilita, la coarta.

Donde los colectivos feministas tendrían que luchar ahora por la igualdad es en culturas como la gitana o la musulmana en las que, objetivamente, viven mujeres sin los derechos y las oportunidades que todos disfrutamos. Y viven en Occidente. En España. En Andalucía. Pero ya verán como de todo esto, nada. Ombliguismo ciego. Deriva nacionalista.

Tendrían que luchar, a pie de calle, contra los contratos basura de tantas mujeres jóvenes. Ahora que gobierna el PSOE en todas las administraciones, se entiende que la lucha será mucho más fácil para ellas. Tendrían que combatir con ayudas públicas la discriminación evidente que sigue padeciendo la mujer trabajadora que decide tener un hijo. Todo eso es luchar por la igualdad.

No lo harán y, en cambio, seguirán torturándonos a todos con dosis diarias de bobadas. Confundiendo género con sexo. Sin saber, por ejemplo, que cuando se pide la «distribución de los alumnos por géneros» se está tratando al personal como una mercancía.

Hace un par de día asistí atónito a la conversación de dos destacadas dirigentes feministas del socialismo andaluz. Hablaban del reciente informe de la Real Academia de la Lengua en el que se desaconseja, por inútil e incorrecto, el uso del «lenguaje sexista». La conversación la zanjó de tajo la más veterana: «Ha sido un error pedirle un informe a la Academia». Extraordinario, o sea. En vez de admitir la equivocación, ese absurdo de la duplicidad, se afirma que el error ha sido pedirle la opinión al experto. Endogamia violeta.

07 marzo 2006

Complejos


«Sin complejos», que parece el título de una peli de Clint Eastwood, son las dos palabras más repetidas por el Partido Popular desde su nacimiento. Desde que Aznar refundó en Sevilla la vetusta Alianza Popular hasta la actualidad, que ha logrado la simbólica unificación de CDS de Adolfo Suárez, no ha pasado congreso, jornadas o convención en la que algún dirigente popular se haya dirigido a los asistentes para pedirles que defiendan sus ideas «sin complejos». No falla. Como este fin de semana en la Convención de Madrid.

Esta reiteración, verán ustedes, tiene mucho que explicarnos de los problemas del centro derecha, que es una definición mucho más ajustada al PP_que esa otra del ‘centro reformista’, más eufemística. Eso de repetir «sin complejos» es muy elocuente, por ejemplo, porque nadie imagina al PSOE aprobando idearios en sus congresos para decirnos que es un partido socialista. O al PCE, entre otras cosas porque ya llevan la etiqueta en el nombre. En el PP no ocurre así porque este partido es como el paciente que, por consejo de su psicólogo, tiene como terapia diaria mirarse todas las mañanas al espejo y decirse en voz alta quién es y qué quiere. Porque sabe que, cuando salga a la calle, lo van a mirar mal. Y necesita esa autodefensa.

Pero, ¿tiene el PP la culpa de su mala imagen ante una buena parte de la sociedad? Los dirigentes de este partido, sobre todo los más jóvenes, dirán, con razón, que la derecha arrastra sobre sus espaldas una de las más pesadas herencias psicológicas del franquismo. Como le ocurre a la bandera de España, mencionar aquí la derecha lleva implícita la imagen de Franco. El lastre es, por tanto, cierto y, de hecho, no ocurre así con la derecha en Francia, Inglaterra o Noruega, un poner.

Es cierto, igualmente, que la presión falaz de la enorme maquinaria mediática que tiene el PSOE a su disposición obra milagros tales como que un dirigente del PP que llame a Zapatero «bobo solemne» se convierte en un crispador fascista y tiembla España, mientras que si un dirigente socialista afirma que el PP es «mentiroso, vil, cobarde y de extrema derecha» no está haciendo más que poner puntos sobre las íes.

Vale, de acuerdo. Pero sentadas ambas razones exculpatorias, no es menos cierto que el PP contribuye a diario a asentar su mala imagen. El PP tiene razones para quejarse, sí, pero antes de pensar que lo que precisa es ofrecerse sin complejos, tendría que lograr que sea el personal el que los mire sin complejos. Y para mirar a la derecha sin complejos es necesario que al electorado de centro izquierda español, y sobre todo al andaluz, no le dé repelús la sola idea de votar a ese partido. Repulsión por el rancio catálogo de tabúes morales; rechazo por la tendencia aznariana de que todo sea blanco o negro, o conmigo o contra mí; aversión, en fin, por la propia estética de muchos, auténticos estereotipos del facherío.

06 marzo 2006

Reflexiones. Juan Antonio Lacomba


PERFIL

Juan Antonio Lacomba es un andaluz de Valencia que, el martes pasado, recibió la medalla de Andalucía con una doble sensación. Sorpresa, primero, y agradecimiento, después. “La verdad es que no puedo decirle mucho más porque desconozco totalmente cómo se produce mi nombramiento. Entre otras cosas porque yo me enteré de que estaba propuesto tan sólo cuatro días antes de que se aprobara la medalla en el Consejo de Gobierno”. El caso es que este reconocimiento ha hecho que Lacomba, uno de los mejores investigadores de la historia de Andalucía, se refirme definitivamente en su autodefinición de “andaluz de voluntad”. Su historia, en fin, es la de tantos otros en esta tierra: “Llegué a Málaga en 1967 y aquí me he quedado.”.


IDEOLOGIA


“Soy andaluz de voluntad y andalucista en el sentido que lo decía Blas Infante. Creo, como él, que hay que trabajar por la sociedad en la que te encuentras. Mi única manera de trabajar por la sociedad que me ha acogido era la de investigar la historia de Andalucía, que es la tarea en la que, más o menos, me defiendo. Soy andalucista, por tanto, porque he decidido trabajar por Andalucía. Pero ser andalucista no supone ser nacionalista. El propio Blas Infante en el libro que no acabó de escribir, el de Fundamentos de Andalucía, hace una crítica tanto del nacionalismo como del regionalismo. Blas Infante tuvo una primera etapa regionalista, hasta 1918. Luego arranca la etapa nacionalista, a raíz del Manifiesto de Córdoba de 1919, pero al final de su vida explica que fueron regionalistas y luego nacionalistas porque eso era lo que se llevaba, lo que estaba funcionando entonces. De hecho en su último libro hace una crítica durísima al nacionalismo y crea la Junta Liberalista de Andalucía, de la que nace el grito de “Viva Andalucía libre”. Pero Blas Infante proclama su “Andalucía libre” no lo hace en el sentido de separatista, de segregación de España, sino de liberar a Andalucía de todas las trabas históricas que la han hecho una región subordinada, dominada. De todas formas, no pase usted por alto que Blas Infante se niega a organizarse en un partido político. Aunque él participa en elecciones (lo hace en tres ocasiones, la última de ellas se presenta por Málaga en 1933), lo que busca Blas Infante es consolidar un movimiento social de andalucismo.


CONCEPTO DE NACION


“Una nación, desde el punto de vista histórico y sociológico, es una construcción histórica. Ningún pueblo nace como nación. En ese sentido, Andalucía ha ido construyendo una historia y una cultura propia, diferenciada, que hacen que pueda considerarse una nación. Pero eso no tiene nada que ver con el concepto jurídico del término. Eso de que, necesariamente, una nación debe desembocar en un Estado es una vieja teoría romántica, pero no tiene por qué ser así. En fin, que a mi me parece claro que, jurídicamente, es inconstitucional que Cataluña se denomine nación. La Constitución española habla de una sola nación, que es España, y por muchas vueltas que le den, por mucho que se diga que está en el preámbulo, la única realidad es que el término nación está en el Estatuto catalán. Estoy, por tanto en contra. Pero, atención, si en adelante el Tribunal Constitucional decide que el Estatuto catalán es constitucional, lo que yo defiendo es que Andalucía incluya también en su Estatuto el término nación. Si no se hace así, si se acepta que sólo los catalanes lo incluyan en su estatuto, se estarán aceptando las diferencias y el referéndum del 28 de Febrero no habrá servido para nada.


MODELO DE ESTADO

“Como Pascual Maragall repite una y otra vez la Constitución es asimétrica y esa asimetría no se ha respetado. El habla de un estado federal asimétrico (que por cierto es una barbaridad porque en un estado federal nunca hay asimetría) porque defiende que unas autonomías deben tener más que otras. Es decir, lo mismo que antes del 28 de Febrero, aquel proceso que distinguía entre las autonomías del artículo 143 y las del 151, y que Andalucía logró romper. Andalucía fue revolucionaria, en ese sentido, de su impulso se beneficiaron todas las demás autonomías y, sin embargo, ahora puede perder todo ese peso político. Ni UCD ni el PSOE pensaron en 1978 que Andalucía pudiera ser una autonomía de primera, por eso pactaron aquella ley del referéndum que hacía imposible que ninguna comunidad la superase. Fue el pueblo andaluz el que, con su movilización, provocó el cambio de criterio de los partidos políticos nacionales. No se puede decir lo mismo del papel desarrollado por el PSA, que fue fundamental. Eso debe reconocérsele.


ESTATUTO CATALAN


“Los catalanes son muy positivistas y van al dinero. Por eso defienden un tipo concreto de financiación, un modelo de inversiones y unas determinadas competencias. Y las tres líneas las han obtenido. Se han garantizado unas inversiones del Estado extraordinarias. A pesar de que sólo tiene el 16 por ciento de la población, se ha garantizado que durante siete años el 18 y medio por ciento de la inversión del Estado se realizará allí. Es formidable, desde luego, porque Cataluña, que ya es rica, se va a enriquecerse más a costa de los otros. Espectacular, ya le digo. Y vuelvo a repetir: Cuando se pregunte por qué Cataluña disfruta de ese trato y los demás no, se contestará: “oiga, es que Cataluña es una nación y las demás autonomías, no”. Ya hay estudios que vaticinan que Cataluña va a tener que devolverle dinero al Estado porque le va a sobrar. Fíjese la paradoja. A Andalucía se le reconoció la “deuda histórica” porque, tras la dictadura, se reconocía que la región estaba muy mal y que necesitaba una inversión extra del Estado. No se ha hecho así y ahora, sin embargo, se aprueba esa inversión extra para Cataluña. El esfuerzo de inversión que se prometió aquí con la deuda histórica es el que se va a realizar allí, porque ya le digo que Cataluña ha agarrado por todas partes. En definitiva, que lo que se hace es darle más dinero a los que son más ricos y menos a los que son más pobres… La diferencia entre regiones pobres y ricas se agrandará.


ATRASO ANDALUZ



“El último informe del Instituto Nacional de Estadística señala que Andalucía sigue estando donde estaba hace 25 años, a la cola. A Andalucía la han metido históricamente en el subdesarrollo, se le asigna ese papel. Se decide que Andalucía se centre en el sector primario, con lo que las industrias se sitúan en las regiones del norte. Hasta mediados del siglo XX, uno de cada dos empleados andaluces trabajaba en la agricultura. Tras la dictadura, llega la Transición y se piensa que la autonomía iba a ser la herramienta que le iba a permitir a Andalucía ir saliendo de ese retraso. Y no ha sido así. Se va mejorando, ya digo, pero seguimos sin salir. En fin, que no se ha roto esa inercia histórica que ha dado lugar a tantos tópicos. Yo recuerdo, por ejemplo, que en los setenta había escritores que defendían que una de “las características” de Andalucía era el subdesarrollo. ¿Una característica? Que barbaridad”


UNIDAD DE ESPAÑA


“Así de forma inmediata no creo que haya una ruptura. Pero es evidente que España se va a desequilibrar más y que van a aumentar los problemas internos. El lenguaje y las obsesiones de confederación de catalanes y vascos son muy peligrosas, y muy graves. Mire, no hay en el mundo ningún modelo de Estado como el que se quiere aplicar en España. De hecho, se avanza hacia lo contrario de la confederación. El caso más notable es la guerra civil norteamericana, la guerra de secesión, cuando los estados del sur, los sudistas, anunciaron que querían marcharse y los estados del norte les replicaron que Estados Unidos era una federación y nadie se podía marchar. Lo que nunca he llegado a entender es por qué el PSOE, a pesar de ser un partido español, suscribe pactos con partidos independentistas. El juego histórico de los partidos nacionales ha sido con CiU o con el PNV. Esto de ahora de apoyarse en un partido independentista como Esquerra, que no quiere estar en España, que no cree en España, es sencillamente una contradicción tremenda para el PSOE. Y ya veremos qué ocurre en las elecciones, pero ya se está viendo que al PSOE le puede pasar factura.