El Blog de Javier Caraballo

Javier Caraballo es periodista de EL MUNDO. Es redactor Jefe de Andalucía y autor, de lunes a viernes, de una columna de opinión, el Matacán, sobre la actualidad política y social. También participa en las tertulias nacionales de Onda Cero, "Herrera en la Onda" y "La Brújula".

22 febrero 2006

Desgracias


Se asomaba cada día a la ventana diminuta del calabozo cuando, a eso de las doce, un revuelo de niños rompía el silencio asfixiante del mediodía. Esperaba ansioso aquel griterío infantil porque esas mañanas mudas y sordas quemaban más que el sol infame de agosto. Había calculado cuarenta metros hasta las paredes blancas de enfrente. Una inmensidad cegadora desde aquel calabozo estrecho y húmedo, del que tenía inventariados ya todos los enseres, como si tuviera que incluirlos en un archivo municipal. Una taza de váter corroída por la suciedad, un catre mohoso, un colchón menudo de rayas rojas y blancas, y una manta marrón. Los contaba, los anotaba como hasta anteayer en su puesto del Ayuntamiento, donde fueron a detenerlo. Miraba a los niños y sufría. Por eso a su familia le desconcertó que, en la única carta que le dejaron escribir, les hablara de los niños del patio. De cómo se angustiaba al verlos.

La historia de aquella carta se contaba en la familia de Amuedo López Carcedo de generación en generación. Primero en la dictadura, y después, cuando llegó la democracia, con el orgullo de saber que su bisabuelo murió sin ningún sentimiento de odio hacia nadie. Hablaban del ‘abuelo Amuedo’ con un aire de santidad. «Era como Besteiro –decía su hijo–. Como don Julián, que se quedó esperando, enfermo, a que lo detuvieran en los sótanos del Ministerio, en su despacho. Luchó hasta el último minuto de vida por una paz que jamás llegó». Reconciliación.

Hace unos días, cuando el profesor pidió a los alumnos que hicieran un trabajo documentado sobre la represión de la Guerra Civil, Amuedo López Miranda, hijo de un bisnieto de Amuedo López Carcedo, enmudeció. Al salir de clase, corrió con sus amigos a completar el trabajo de Recuperación de la Memoria Histórica. Fueron a la antigua casa cuartel de la Guardia Civil, ya casi en ruinas. Primero pidieron permiso para visitar el patio y, una vez dentro, Amuedo recordó lo que le había contado su profesor. Y se puso a gritar: «Asesinos, asesinos. Habéis matado a mi abuelo». Ciego de odio, henchido de venganza, cogió una piedra y se la lanzó a la cabeza al guardia de la puerta.

Aquella mañana calurosa de agosto de 1936, frente al pelotón de fusilamiento, le preguntaron a Amuedo López Carcedo, con su traje gris y un pico del pañuelo blanco asomando por el bolsillo, si tenía una última voluntad. «Sí, quiero hablar con el comandate». contestó. Un guardia civil se acercó. «Mire usted, comandante, todas las mañanas, desde mi calabozo, veo salir a los niños a jugar a la pelota. Mire, comandante, tienen ustedes la costumbre de poner los fusiles en medio del patio, de pie, apoyados unos en otros y cargados. Y los niños juegan a la pelota... Verá, comandante, sólo quería decirle que un día, un niño, va a darles un pelotazo, los va a dejar caer, y aquí va a ocurrir una desgracia». El comandante se alejó unos metros y sonó el estruendo seco de los fusiles.

[Basado en una historia real]

2 Comments:

At 22 febrero, 2006 20:35, Anonymous Anónimo said...

Gracias Caraballo por darme literatura de la tuya en vena.

 
At 22 febrero, 2006 23:03, Anonymous Anónimo said...

La famosa "recuperacion" de la memoria historica esta sirviendo entre otras cosas, ademas de sembrar la semilla del odio, la de desviar la atencion del dia a dia: la carestia de la vida; el problema de la vivienda "solucionado", mediante la expropiacion encubierta de la ley del suelo; los problemas economicos que generara el Estatuto catalan; la OPA a Endesa; los terroristas de ETA en la calle, la censura en los carnavales de Cadiz etc. etc. Mirar hacia atras, no al presente ni al futuro....... Haber si alguien se queda petrificado como la esposa de Lot.

 

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